miércoles, noviembre 14, 2007

Estratexia do verme.

A publicidade é o buque insignia do noso sistema. O motor do sistema. O grande irmán que inocula no noso obradoiro neuronal o irrefrenable desexo de mercar e consumir as delicias cada vez máis inútiles coas que que a nosa portentosa imaxinación enche os centros comercials nos que vivimos (e morremos, lembrade a Samarago). A publicidade incorporou como ferramenta xa hai tempo a estratexia do verme que consiste nun truco tan sinxelo como efectivo: que sexa o propio receptor o que se encargue de propagar a campaña. Que lle chamen marketing, publicidade viral ou como queiran, pero sabemos que o sistema xa leva anos inventado. É unha perversión que baixo o lema de "fágao vostede mesmo" consegue que o cliente faga o traballo e aínda ademáis pague gustoso polo "servizo" recibido. Somos así de bos e xenerosos, e de acríticos, e de obedientes coas multinacionais, ás que non lle pedimos que muden máquinas por persoas, porque nós non somos parados, nin inmigrantes...e así deixamos gustosos que os vermes entren nas nosas casas, nos nosos blogs, nos nosos discursos...

Sexamos un pouco rebeldes e deixemos de recoller as mesas doa SelfServices, rexeitemos pagar o aparcadoiro nunha desas máquinas que non queren os nosos billetes usados e nos cuspen toda a calderilla que lles sobra, merquemos nas prazas de abastos (¡aínda existen!, -é unha das miñas rutinas máis queridas, será que xa me esquecín dos piropos hai tempo e gústame eso de "¡haber guapa, llévate una palometa!"). Non son accións puramente simbólicas nin ridículas, representan unha toma de conciencia sobre esas pequenas modificacións de conducta imprescindible para non mudar traumáticamente en avatares desta xa aburrida SecondLife.

Aquí vos deixo información sobre a estratexia do verme a algúns exemplos: blog esviral.com
Springfield woman vivamos como galegos Wikipedia

E que conste que a min a publidade gústame, e moito; hoxendía acolle a tódolos que noutros tempos morrían de fame pintando nos cotrosos faiados de París. O anuncio máis caro da historia, co que Guiness celebra o seu 80 aniversario amosa a saúde do sector.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Salam alaikum!

Estes días, paseando por un barrio de novo cuño da periferia coruñesa onde se amorean bloques idénticos de pisos case iguais, díxenlle á miña acompañante: un barrio non é barrio ata que empezan a abrir unha froitería acó, unha panadería aló, unha peixería máis acolá, e así sucesivamente... Gústame que se humanicen as rúas dese xeito, e non ter que ir de procesión en coche nas fins de semana ós centros comerciais e ós seus parkings ateigados, as novas catedrais para parvos en que nos queren converter. Esto tamén ten outro trasunto urbanístico, cal é a recuperación das partes vellas das cidades pola revitalización do comercio tradicional (da man da peonización das rúas). Tamén procuro evitar as gasolineiras de autoservizo (¿ou é que o que aforran en personal supón que o combustible énos máis barato?), e pola parte que me toca, desagrádame profundamente a perspectiva dun futuro máis ou menos inmediato en que todos habemos de vestir como nos diga Amancio Ortega e decorar as casas como nos suxiran certos suecos espilidos... Hoxe, máis que nunca, consumir é resistir. (Perdón polo rollazo).

Anónimo dijo...

Amiga Ana:

Recoméndolle que lea este libro do que adxunto un pequeno dossier. Quizais cambie, cando menos, algunha das súas ideas:

Rebelarse vende

Máis información na web da editorial Taurus.

Ana Bande dijo...

Amigo apicultor, leerei o libro máis non sei moi ben que ideas miñas di vostede que debería cambiar porque segundo parece:

Con sorprendente claridad, en Rebelarse vende se reivindica, desde la crítica contracultural, la necesidad de preocuparse más por cuestiones de justicia y equidad para lograr auténticos avances sociales...

O libro ven defender ideas semellantes as que eu apuntaba, como a preocupación por cuestión se xustiza e igualdade. A miña é unha chamada á reflexión para non respostar acrítica e automáticamente á chamada da publicidade, que ven a ser o mesmo que á chamada da selva. Non vexo nada de bo nesta teima de relegar ás persoas ao paro co actual sistema de mecanizalo absolutamente todo, cando ademáis este sistema, como tamén apunta o can sen dono non ten como obxectivo facer a vida máis facil (barata) nin moito menos máis feliz. Hoxe calquera (bueno, as mulleres quero dicir) que saia unha mañá para facer a compra e unhas cantas xestións, volve para casa sen cruzar unha palabra con ninguén, absolutamente amargados e co peto moito máis lixeiro.

Anónimo dijo...

A ver se así entende mellor o que quero dicir (e desculpe o longo do texto, pode borralo despois de lelo):

¿Odias el consumismo? ¿Estás harto de los trucos del marketing y de la cantidad
de anuncios publicitarios que te tienes que tragar? ¿Te preocupa la degradación
del planeta y la calidad del medio ambiente? ¿Te esfuerzas por no hacer caso a
lo que manda el sistema? Según Joseph Heath y Andrew Potter, si tu respuesta
es afirmativa, no eres muy original: eres uno más del movimiento contracultural,
uno de los movimientos más grandes e importantes de las últimas décadas en los
países industrializados.
Aunque te sientas alternativo, único y contestatario, formas parte de una
masa crítica que, paradójicamente, cuenta con el mayor número de seguidores
en el país consumista por excelencia: Estados Unidos de América. ¿Cómo puede
suceder esto? ¿Somos una sociedad esquizofrénica que compra mientras
condena el consumismo? ¿O acaso el anticonsumismo es, después de todo, más
de lo mismo?
La explicación que esboza Rebelarse vende es sencilla: el movimiento
contracultural actual es la respuesta crítica a la sociedad de masas de los años
cincuenta y sesenta, solo que con otro disfraz. Es la misma obsesión del hombre
por no ser una simple pieza de la maquinaria, por distinguirse, por no perderse
en la masa, pero ahora traducida en el lema que reza «dime qué compras y te
diré quién eres».
La solución propuesta por la contracultura, aseguran estos dos jóvenes
profesores canadienses, se reduce a una «rebeldía estilística individualizada»,
que a fin de cuentas logra avivar la necesidad de obtener bienes posicionales
únicos —música alternativa, ropa que no venga en serie, zapatos raros, lofts
como vivienda— en una competencia entre «consumidores rebeldes» que no
aporta soluciones a los problemas reales de la sociedad actual. Así, la lucha por
destacar socialmente ha sido sustituida por la necesidad de ser cool, pero la
estructura básica de la competición capitalista no se ha visto en absoluto
alterada.
«El concepto de contracultura, a fin de cuentas, se basa en un
equívoco. En el mejor de los casos, es una pseudorrebeldía, es decir,
una serie de gestos teatrales que no producen ningún avance político o
económico tangible y que desacreditan la urgente tarea de crear una
sociedad más justa. Es una rebeldía entretenida para los rebeldes que
la protagonizan y poco más. En el peor de los casos, contribuye a la
infelicidad general de la población al minar o desprestigiar
determinadas normas sociales e instituciones que de hecho cumplen
una función.»
3
EL ESNOBISMO DE LO ALTERNATIVO
En este ensayo ágil e irreverente, los filósofos demuestran que, lejos de
constituir un movimiento contra los problemas reales del sistema, la
contracultura es el combustible que alimenta a la sociedad capitalista. Basta con
repasar la lista de los libros más vendidos de los últimos tiempos: los ensayos
más populares son aquellos que critican el consumismo, como No Logo, Culture
Jam, Luxury Fever o Fast Food Nation. «El mercado ha respondido con una
abundante oferta de productos y libros anticonsumistas», aseguran.
En la última década, dos de las películas con mayor éxito de público y de
crítica han sido El club de la lucha y American Beauty, invitaciones casi
idénticas a rebelarse contra el sistema actual. Una de las revistas más
vanguardistas y cool de Norteamérica, la contracultural Adbusters, se opone
radicalmente al consumo, pero puede encontrarse en cualquier tienda.
Creada en 1989 como publicación contra «la propaganda y la mentira
imperantes», Adbusters se convirtió en el buque insignia del movimiento
contracultural. Su director, Kalle Lasn, aseguró en 1999 que el bloqueo cultural
equivaldría a los derechos civiles de los sesenta, el feminismo de los setenta y la
protección medioambiental de los ochenta.
Pero en septiembre de 2003, la revista Adbusters comenzó a aceptar pedidos
de Black Spot, unas zapatillas de deportes «subversivas» fabricadas por ellos
mismos que hoy se pueden comprar en Internet por la friolera de 120 dólares.
«A partir de ese día, nadie con dos dedos de frente siguió pensando que existiera
un enfrentamiento entre la cultura tradicional y la cultura alternativa. A partir de
ese día quedó claro que la rebeldía cultural, tal y como la plantea la revista
Adbusters, no supone una amenaza para el sistema, sino que es el sistema»,
afirman Heath y Potter.
¿Se vendió Adbusters al sistema? No se ha vendido, concluyen, porque no
tenía una doctrina revolucionaria que vender. «Lo que defendía, sencillamente,
era una versión recalentada de la teoría contracultural que la izquierda ha
abanderado desde la década de 1970. Y esta doctrina, lejos de ser
revolucionaria, ha sido uno de los motores del capitalismo consumista de los
últimos cuarenta años», sentencian los autores.
LO MALO ES LO QUE COMPRAN LOS DEMÁS
Lo que vemos en películas como American Beauty y El club de la lucha no es
realmente una crítica al consumismo, sugieren los autores, sino una crítica a la
sociedad de masas. Cuando Lester (Kevin Spacey), el personaje central de
American Beauty, se declara harto de su vida reprimida, de su mujer (Annette
Bening) obsesionada por el sofá de cuatro mil dólares y de su trabajo; cambia su
rutina de consumo, pero no por ello se sale del sistema.
4
Para empezar, se compra un nuevo coche y adquiere una marihuana
valorada en dos mil dólares —una maría que, según le dice el joven que se la
vende, es sólo para círculos exclusivos—. ¿Qué diferencia hay entre comprar un
sofá de cuatro mil dólares y adquirir marihuana para elegidos, además de un
nuevo coche?
Al principio de No Logo, recuerdan Heath y Potter, Naomi Klein se lamenta
de la conversión de los lofts de su vecindario de Toronto en condominios que ya
nada tienen que ver con la estructura de la fábrica originaria. Ella aclara al lector
que sigue viviendo en un loft genuino, como si esto constituyera una rebelión
contra el consumismo. Paradójicamente, este tipo de construcciones en Toronto
son tan caras como inalcanzables para el común de los mortales; y se han
convertido en un must entre los que quieren diferenciarse de los demás. Vemos
que lo alternativo, después de todo, no es más que esnobismo y obsesión por la
individualidad disfrazado de protesta.
«Una gran parte de lo que se considera radical, subversivo o
transgresor no lo es en absoluto. Basta con mirar diez minutos MTV
para comprobar lo absurda que es esta teoría.»
Quienes aceptan la crítica de la sociedad de consumo, sostienen los autores,
pecan de ingenuidad. «Al leer la lista de bienes de consumo que (según el
filósofo y psicólogo francés Jean Baudrillard) la gente no necesita, lo que
leemos es una lista de bienes de consumo que no necesita un intelectual de
mediana edad. Cerveza Budweiser no, whisky escocés de malta sí; películas de
Hollywood no, teatro vanguardista sí, coches Chrysler no, coches Volvo sí,
hamburguesas no, risoto sí».
«En otras palabras, el término “consumismo” siempre parece afectar
sólo a lo que compran los demás. Por eso da la impresión de que la
supuesta crítica al consumismo es puro esnobismo mal disimulado, o,
peor aún, puritanismo.»
EL HEDONISMO COMO DOCTRINA REVOLUCIONARIA
En la década de 1960, los hippies declararon su implacable oposición al
«sistema». Renunciaron al materialismo y a la avaricia, rechazaron la censura y
la estandarización y se propusieron crear un mundo nuevo basado en la libertad
individual. Sin embargo, reflexionan los autores, tan buenas intenciones no
parecen haber dado resultado. Cuarenta años después, el sistema no sólo no ha
cambiado demasiado, sino que se ha fortalecido y mantiene sus jerarquías de
siempre.
5
Al fin y al cabo, afirman Heath y Potter, el individualismo que promueve la
contracultura es la llama que alimenta al capitalismo: si a todos nos diera lo
mismo ser igual que el vecino, nadie se esforzaría por distinguirse de la masa a
través de los bienes que compra. La solución que proponían los hippies y que
proponen los alternativos de hoy se basa en el hedonismo —la diversión es el
acto transgresor por excelencia—.
Aquellos hippies de los sesenta fueron los que transformaron un coche típico
del nazismo, el escarabajo de Volkswagen, en un símbolo de la rebeldía juvenil
anti-represión. Son los mismos que, cuando vieron crecer su prole, decidieron
cambiar el escarabajo por el Ford Explorer, símbolo de la libertad y de los viajes
sin barreras.
«Si la generación de los sesenta parecía estar obsesionada con los coches, la
Generación X parece estarlo con el calzado», afirman los autores. Las ruidosas
campañas contra Nike han abierto un jugoso mercado alternativo, del que se han
aprovechado otras marcas como Vans, Airwalk y los mismos editores de
Adbusters. La «rebeldía chic» ha resultado enormemente útil para vender
millones de dólares en calzado.
Además de calzado, se venden millones en viajes a tierras exóticas
—Oriente y el Tercer Mundo se han convertido en el telón de fondo para los
viajes iniciáticos personales—. Basta con escuchar uno de los temas más
aclamados de Alanis Morisette «Gracias India», en el que la cantante agradece a
todo un país su particular transformación interior.
Aunque la medicina tradicional ha sido la única capaz de desterrar flagelos
como la peste que azotó Europa en la Edad Media, la medicina alternativa gana
adeptos entre los «pseudo-rebeldes», y también se transforma en un gran
negocio: en 1997, informan los autores, los estadounidenses gastaron
aproximadamente 30.000 millones de dólares en este tipo de terapias «no
tradicionales».
«Estamos ante el concepto de la contracultura en todo su esplendor.
La población no se enfrenta a una clase dominante ni a un sistema
opresor que les empobrece. El problema consiste en que están
prisioneros en una jaula de oro y han acabado adorando su propia
esclavitud. La “sociedad” les controla al limitar su imaginación y
suprimir sus más profundas necesidades. Para solucionarlo, tendrían
que huir de la conformidad. Es decir, deben rechazar la cultura por
completo. No les queda más remedio que crear una contracultura
basada en la libertad y la individualidad.»
RECONCILIARSE CON LAS MASAS
6
El individualismo propugnado por los «rebeldes» contraculturales, dicen los
autores, no nos llevará a ninguna parte. «Si pretendemos vivir en armonía en un
mundo cada vez más poblado, la insistencia en el individualismo a cualquier
precio no parece un buen punto de partida», concluyen. «Parece obvio, por
tanto, que en una economía cada vez más global será necesario un control
gubernamental mayor, no menor.»
Si la «democracia profunda y descentralizada» que propone Naomi Klein
funcionara, los gobiernos nos sobrarían. Lamentablemente para quienes
propugnan el individualismo y el neo anarquismo, los problemas políticos más
serios a los que nos enfrentamos en la actualidad son de acción colectiva. «La
democracia descentralizada no puede solucionarlos, ya que frecuentemente los
origina.»
Los movimientos antiglobalización tampoco aportan respuestas a los
problemas de nuestras sociedades. «El debate mundial en torno a la
globalización está inmerso en la ignorancia, la falta de formación y las
motivaciones ocultas.» Recomendar la abolición del capitalismo global para
acabar con casos como Enron, Tyco o World Com es como recomendar acabar
con el impuesto sobre la renta porque algunos millonarios no pagan a Hacienda.
Lo que falla no es el sistema, sino las lagunas que éste contiene. En vez de
protestar contra el consumo y esforzarnos por ser compradores alternativos y
cool, deberíamos buscar todos los defectos de la economía de mercado y pensar
creativamente en la forma de resolverlos. «La retórica antimercantilista de los
partidos de izquierda es, en el mejor de los casos, inútil, y en el peor de los
casos, intelectualmente extenuante. Tendríamos que procurar perfeccionar el
mercado, no abolirlo.»
Rebelarse contra la masa no sólo vende, sino que acentúa el problema.
Debemos reconciliarnos con las masas, apuntan los autores, lo que no significa
conformarse con todos los elementos de la sociedad industrial. Porque los fallos
más obvios de la sociedad son conflictos de acción colectiva no resueltos, que
no se solucionan mirando MTV, comprando las zapatillas de Adbusters o
viviendo en un carísimo loft a las afueras de una metrópoli.
«A fin de cuentas, la civilización consiste en nuestra buena voluntad,
en nuestra capacidad de aceptar las normas y restringir los intereses
propios para favorecer las necesidades e intereses de los demás. Es
profundamente entristecedor descubrir que un desafortunado
compromiso con los ideales de la contracultura ha llevado a la
izquierda a abandonar su filosofía política —el origen de nuestra
civilización— justo en el momento de la historia en que tiene mayor
importancia.»
7
«La contracultura ha sustituido casi completamente al socialismo como la base
del pensamiento político radical. Así pues, si la contracultura es un mito,
entonces ha inducido a error a un gran número de gente, con incalculables
consecuencias políticas.»
Asegurada la polémica tanto con los partidarios del No Logo de Naomi Klein
como con sus opositores, Joseph Heath y Andrew Potter destrozan el mito que
sigue dominando el pensamiento político, económico y cultural en el que se
basan tanto el movimiento antiglobalización como el feminismo y el
ecologismo. Estos jóvenes profesores canadienses defienden que las décadas de
rebelión contracultural no sólo no han servido para nada, sino que han resultado
contraproducentes para los fines que pretendían alcanzar. Nos hemos
acostumbrado tanto a los ataques de la derecha contra la contracultura que
cuesta imaginar cómo sería una crítica desde la izquierda.
En una narración de gran alcance en la que se mezclan la historia de la
cultura pop, el manifiesto político y el análisis social, este libro se detiene en el
nacimiento de la contracultura, en su espíritu contrario a las normas, en la
rebelión como signo de diferenciación y el nacimiento del consumidor rebelde,
en los cazatendencias, y en cómo reconciliarse con la masificación y transformar
a los consumidores en ciudadanos.
Con sorprendente claridad, en Rebelarse vende se reivindica, desde la crítica
contracultural, la necesidad de preocuparse más por cuestiones de justicia y
equidad para lograr auténticos avances sociales.

R.R. dijo...

Ana, o señor Apicultor xa che cumpliu o capricho de postear ;-D

Moi interesante, míster Api, tentarei facerme con el (nunha pequena libraría ou en fotocopias(e lelo)).

Saúdos prós dous. Este post promete, aínda que tal como vai parece de "As uvas na solaina" :-)

Anónimo dijo...

Gracias, Señor das Abellas, gracias, Anabande. Eu ando algo despistado (cada vez máis ignorante, cada vez máis primitivo) polo mundo e sería prácticamente imposible que puidera saber por min mesmo que hai dous tipos polo mundo cos que coincido case ao 100%. Cousas das blos. Sempre se aprende algo.
O texto do seu comentario, Apicultor, retrata a nosa sociedade impecablemente e reenvíame con forza cara a ese outro pos que recomenda r.r. onde Fuco nos invitaba a lanzar a corda contra nós mesmos.
Por certo, r. r., maxestuosa retranca a do seu comentario, encantadora, pero lembre: non todo o mundo as pilla.

Anónimo dijo...

¡Joder, mestre, non me meta medo! Espero que aquí ninguén se moleste, e o señor das Uvas tampouco, xa deixo as escusas postas por se acaso.

Anónimo dijo...

Non, non, se non se vai molestar ninguén. Dicíao por aquela conversa sobre a retranca e a prensa, pola dificultade de trasladar á escrita a intención da fala. Home, o de hoxe é unha retranca que pillaría até un madrileño, con perdón.
Por certo: non é posible que o comentario do Apicultor sexa o máis longo da historia do blogomillo? Inda máis que os das Uvas, digo.

Ana Bande dijo...

Prezaso Api:
(deitome con vostede e tamén é co primeiro que falo esta mañá....)
Máis que o discurso dos canadianos, interesábame a súa opinión persoal, mais aínda así agradézolle ese copy/paste que fai vostede, aínda que non me animo a mercar ese libro, xa abonda con este longo parágrafo que vostede tan ben elixiu.
Nada me repele máis que a postura "cool" tan de moda, sinto que a miña escrita non acade o nivel preciso para transmitir a miña idea, pero non estou pola defensa do sistema nin da contracultura, como vostede di,(por boca de outros), os dous son caras dunha soa moeda, e por certo dun só mundo, o rico,o occidental, ese do "pero ¿te puedes callar?" tan de moda estes días. Paréceme que ese libro que eu non ei mercar (síntoo, xa superei esa fase de falsa autocrítica) é moi recomendable para unha xeración un pouco máis moza, os que agora estan nos vintetantos (ogallá....!), pode ser, quizais os faga reflexionar un pouco, pero ás veces os máis "cool" (en sentido despectivo, por suposto) son precisamente os que por non ser quen arriscarse ao ostracismo que supón apartarse realmente do sistema, se poñen ao carón destes falsos predicadores que o único que din son....pero si ti poideses ter un deses coches, si ti tiveses a oportunidade de ter as preguntas do exame con antelación, si si soupeses o número da lotería que ía tocar, se che pagasen un par de millóns por axilizar unha licenza (etc.etc.etc...) ¿NON O FARÍAS? e calquera di que non ¿e amigo apicultor?. Non, síntoo, non me gusta ese texto, aínda que me parece divertido. Non vexo con tanta frivolidade esas revolucións dos 60, serviron, entre outras cousas para que estes canadianos poidan agora facer estes discursos. Este discurso polo contrario, semella un xeito demasiado doado de tirar a toalla. A ironía, o hedonismo, son para os cool, eu só defendo xeitos que son de toda a vida, a lóxica do querer falar, tocar, sentir, chorar, follar, escribir, pensar, comer, vestir e vivir como persoas, e para iso non se precisan de moitos destes discursos que veñen ser como libros de autoaxuda para intelectuais en apuros. Estes só me divirten nas pelis e no teatro, v.g. Houellebecq.
¿Borrar o seu comentario? Iso nunca Api, para min vostede é blogueiro máis blogueiro de tódolos blogueiros, e para máis sen bló propio. Apertísssimas!!!

Anónimo dijo...

Uf, nesta ocasión non nos entendemos. Creamos moita confusión e sería un traballo ímprobo desfacérmonos malentendidos e clarificar posicións. Mellor deixalo para outra ocasión.

Unha aperta, amiga Ana.

Ana Bande dijo...

Certo, afogamos un pouco no noso discurso de tanto que falamos, vémonos noutro bar.

Liv Araújo dijo...

Ana, não penso que o único mal da publicidade é nos fazer disseminar os produtos pelo marketing viral, mas também invadir nossa intimidade e cotidiano de maneira forçada e às vezes violenta. Se entendes bem o português do Brasil, abaixo te indico um post que fala sobre um anúncio específico de Phillips Ladyshave (já que aqui no Brasil nós, mulheres, somos 'fashion victims' e 'beauty victims'): http://www.ticcia.com/index.php?itemid=1307

Saudações!

Ana Bande dijo...

Hola Livia, por suposto que podo entenderte, ¿non falamos o mesmo idioma acaso? Estou completamente de acordo co que dis, non me atravo a dicir que en Portugal o papel das mulleres na publicidade sexa peor que noutros lugares pero hai pouco fixen unha foto no Porto que fai un emprego tan burdo e vulgar do noso sexo que me da vergonza poñela no bló, vou entón ver eso que dis....

Nuca dijo...

Diante da profundidade do debate teño que manifestar:

Sra Bande: Deitase co apicultor?

É unha honra que queira compartir con nos tamaña intimidade...

Ana Bande dijo...

Uf, no blogomillo sómos tan deliciosamente promiscuos...

Anónimo dijo...

Non sexa cotilla, Occam, por amor de deus. Que temos unha reputación que gardar, igualiños que a muller do César (e non poñamos apelidos por precaución).

Anónimo dijo...

Arrediós! Isto parece un canal de IRC! É dicir, que en realidade o post é un "verme" deses da señorita Bande para, de xeito deliciosamente promiscuo, foder entre as abellas. Ou a deitada é meramente contemplativa? Arrediós arrediós e arrediós. Eu xa non che sei que pensar do milleiral este. E eu que o tomaba por asunto serio!

Anónimo dijo...

Señor r. r.
parece que os únicos que non follamos aquí somos vostede e eu. Xa lle dixen: eu que entrei no blogomillo a ver se caía algo e vou e ligo cun tipo con perilla. Megagoentodo...

Ana Bande dijo...

Ostis, teño a casa chea de xente e eu con estes pelos...bueno....bueno...Oe Rubén, non te asustes porque entre filosofía e hermenéutica botemos un comentario ao aire, hai que disfrutar un pouco da vida senón murchamos decote, iso sí só empregamos as mans e a cabeza, vostede dirá se eso pode ser pecado...
ei...señor navalla, non teña ciumes que neste palleiro cabemos todos, só é cuestión de sincronizar o reloxo para ser quen de deixar o derradeiro comentario polas noites, ese leva premio, ademáis pensándoo ben, entre as suxestivas sensacións que se desprenden da apicultura e as esceas un pouco...(ía poñer gore pero casi non)que imaxino ao pensar no seu alcume...uf!!! non hai cor...bueno, pero se é a de Occam...

Anónimo dijo...

Señor dlH61, xa lle dixen en Bridges of Smith&Jones cando me fixo o tremendo agasallo do que próximamente presumirei no bló que eu estaba disposto, que era todo seu. O remolón foi usté.

Ana, claro que si. Eu, para no murchar, boto a maioría do tempo pensando no Único. Ás veces despístome e blogueo.

Ana Bande dijo...

Ja...ja...ja...jaiguei é vostede desternillante....de verdade, o mesmiño estilo que o da perilla, vaia dous pes para un banco...tendes que escribir algo a medias XD!!!!

Anónimo dijo...

Iso seguro, Ana. Xa hai por aí un algo pero o da perilla faise de rogar con escusiñas do tipo, é que os nenos, é que hoxe me doe a cabeza, é que teño que traballar...