lunes, abril 14, 2008

Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

Velaquí unha obra que non foi lida no seu tempo. Inexplicable que na materia de Historia de América Latina na licenciatura de Historia non se nos dera a coñener este libro considerado como a Biblia de América Latina. Ao mellor non eran tempos, a transición agachou esta e moitas outras lecturas que lembraban tempos atroces demasiado próximos. Non sei. Pero máis inexplicables son as ausencia de hoxendía. Non aparece ningunha obra de Galeano como bibliografía nin básica nin complementaria nos actuais programas da licenciatura de historia. E seguimos esquecendo. Cando non preguntan por un dictador semella que só existiron Hitler, Franco ou Mussolini. Algúns lembran a Stalin, Jaruselski ou a algún antropógafo africán. Pero case ninguén lembra a Porfirio Díaz, J.C. Duvalier, Castillo Armas, etc. Cando falan de xenocidios pensamos no holocausto xudeo, nos hutus e tutsis, o nos armenios, pero ¿quen lembra o exterminio paraguayo? Imposible lembrar algo do que nunca se tivo noticia. O Reino Unido vendeu moi ben o velenoso sistema de "deixar facer, deixar pasar" (en realidade "deixar vender") pero cando un cidadán inglés morría non podía ser enterrado sen que o párroco certificara que o sudario era de fabricación propia.
(Non me resisto e copiar/pegar os primeiros parágrafos do libro)

INTRODUCCIÓN: CIENTO VEINTE MILLONES DE NIÑOS EN EL CENTRO DE LA TORMENTA La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar v le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones Este va no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declaró en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el Progreso, «hablar de precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena época de la libre comercialización...» Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no sólo funcionan para el mercado externo dominante; proporcionan también caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los empréstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados. «Se ha oído hablar de concesiones hechas por América Latina al capital extranjero, pero no de concesiones hechas por los Estados Unidos al capital de otros países... Es que nosotros no damos concesiones», advertía, allá por 1913, el presidente norteamericano Woodrow Wilson. Él estaba seguro: «Un país --decía- es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido». Y tenía razón. Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya habían asomado a la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes de que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub -América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho más de dos eslabones, y que por cierto también comprende, dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos mayores y, fronteras adentro de cada país, la explotación que las grandes ciudades y los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de víveres y mano de obra (Hace cuatro siglos, ya habían nacido dieciséis de las veinte ciudades latinoamericanas más pobladas de la actualidad.) Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neo-colonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se con vierten en veneno. Potosí, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacíos, y la ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amazónica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes -dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga.

Máis información: Wikipedia, libro a texto completo, nodo50, Eduardo Galeano en la Wikipedia, web no oficial de Eduardo Galeano, sigloXXI editores, Espejos, una historia casi universal, Obras de Eduardo Galeano da Biblioteca da Universidade de Vigo, Mariátegui.


VERSIÓN EN CASTELÁN: Esta es una obra que no fue leída en su tiempo. Inexplicable que en la materia de Historia de América Latina de la licenciatura de Historia no se nos diera a conocer este libro considerado como la Biblia de América Latina. A lo mejor no eran tiempos, la transición escondió esta y muchas otras lecturas que recordaban tiempos atroces demasiado próximos. No sé. Pero más inexplicables son las ausencia actuales. No aparece ninguna obra de Galeano como bibliografía ni básica ni complementaria en los actuales programas de la licenciatura de historia. Y seguimos olvidando. Cuando nos preguntan por un dictador parece que sólo existieron Hitler, Franco ou Mussolini. Algunos recuerdan a Stalin, Jaruselski o a algún antropógafo africano. Pero casi no sabemos nada de Porfirio Díaz, J.C. Duvalier, Castillo Armas, etc. Cuando hablan de genocidios pensamos en Holocausto judío, en los hutus y los tutsis, o en los armenios, pero ¿quien sabe algo del exterminio paraguayo? Imposible recordar algo de lo que nunca se tuvo noticia. El Reino Unido vendio muy bien su venenoso sistema de "dejar hacer, dejar pasar" (en realidade"deixar vender") pero cuando un ciudadano inglés moría no podía ser enterrado sin que el párroco certificara que el sudario era de fabricación propia.
No me resisto a copiar/pegar los primeiros párrafos del libro.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Tam-pouco está[va] nos programas de Literatura Hispanoamericana de Filologia, e muito me serviu a mim para compreender muitas cousas...
Este livro e o de PATAS ARRIBA som básicos para percebermos o mundo em que vivemos...

Anónimo dijo...

Non comparto a admiración polo best-seller de Galeano.

Moi ben escrito e dotado dunha ampla capacidade de seducción, contén bastantes trampas analíticas, mesturando cousas diversas con tanta mestría como eficacia, pero que, á final, se resolven nunha arquitectura maniquea e, en non poucos aspectos, falaz e simple.

Non alcanzo a entender como se pode dicir que un libro escrito en 1971 siga sendo "básico para percebermos o mundo en que vivimos". Como se, entrementres, non pasasen case 40 anos e como se non houbese transformacións fundamentais e profundas en América Latina nestes últimos anos.

Nesa visión "petrificada" e "vitimista", dun ensaio xornalístico que non é máis ca iso (pero que se quere facer pasar por un tratado de socioloxía histórica), reside o seu atractivo, máis tamén a súa falacia esencial.

Non, non son admirador de Galeano. Hai tempo que os sofistas -por moi intelixentes que sexan e por moi ben que escriban- deixaron de interesarme. Eu, se fose profesor de historia de América, hoxe tampouco o poría como lectura fundamental.

Raposo dijo...

Lembro haber lido ese libro a finais dos oitenta, grazas a que un amigo mo deixou. O tempo pasa peo o expolio de América Latina continua.
Apertas.

Raposo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ana Bande dijo...

dedoscomoverves,
grazas pola visita. Non lle lin nada máis a Galeano pero logo deste magnífico libro lerei o derradeiro que me ten moi boa pinta e seguro que logo vai Patas Arriba e xa lle conto.
Apicultor,
Pois como moitas veces, non podo estar máis en desacordo. O seu comentario seméllame ademais cruel e ofensivo cara tantos milleiros de persoas que morreron nos siringaes. Negar este holocausto venlle ser o mesmo que negar o outro o único e que aquel, por demasiado coñecido, hai que negalo para quedar ben políticamente nestas sociedades aparentemente democráticas. E no que di que non pode un libro de 1971 considerarse un libro básico para perceber o mundo en que vivimos, ¿que quere que lle diga Apì? Penso que está vostede nun rexistro irónico-festivo que non acado a respostar axeitadamente a estas horas tempraneiras. Para min son imprescindibles moitos máis ensaios de hai máis de 100 anos que os de agora, non sei Blanco White, por exemplo, en fin por non remontarnos a Montaigne, que quere que lle diga. Lea vostede unha magnífica e irrepetible novela, "La Vorágine" de J.E. Rivera, e logo xa me dirá. Dende logo tratar de vitimista e visión petrificada a este texto é sintoma do desprezo que sentimos cara as vítimas, sexan da violencia machista, xenófoga, relixiosa, etc.

Ana Bande dijo...

Raposo,
Si, o expolio continua nun interminable a aborrecible ciclo que comezou co ouro e a plata, seguiu co café o azucar, logo o caucho, o petróleo, e agora a auga, ¡que mala sorte teñen estes antigos paraísos latinoamericanos, mais lles tería valido ter un chan menos xeneroso, cánto mellor lles foi as perralleiras trece colonias ¿non si?

Anónimo dijo...

Unha vez máis, non me entendeu, amiga Ana.

Eu non nego que moitos dos feitos relatados por Galeano sexan certos, que o son, e que moitas das atrocidades que relata non ocurrisen, que ocurriron. Daquela, lonxe da miña intención ser ofensivo para ningunha das vítimas que houbo na historia de América Latina. Non sei como se lle pode ocurrir que eu poida facer isto e imputarme tamañas atrocidades.

Seguramente non me expliquei ben, e de aí a súa confusión.

O que eu critiquei foi a arquitectura do libro (a súa trama, a súa estrutura, non sei xa como dicilo) e os esquemas subxacentes que orientan toda a súa exposición. Facer isto non é máis ca isto, agás que se teña de Galeano unha visión de mesias que nos trae a palabra revelada e que, polo tanto, teña que ser intocable so pena de caer no peor dos delictos morais.

Podería exemplificar parte do que digo co texto que vostede mesma estractou, e como determinadas afirmacións (nin todas nin os feitos relatados) son demasiado esquemáticas e simplistas. Pero levariame tempo facelo e, ademais, non me libraría de que me acusase de non sei que cousas. Porque -e permítome dicilo- se pasou un par de pueblos, prezada amiga.

Anónimo dijo...

Non sei se esta obra en particular, con ser de 1971, é imprescindible para percebermos o mundo en que vivemos no 2008, xa que non lin nada de Galeano.

Tampouco sei qué sería hoxe de mín se non chegara a caer nas miñas mans O atraso económico de Galicia, que tamén é un venerable froito da colleta do 72, e que segue a ser hoxendía un dos meus libros de cabeceira. Do cal deduzo que tampouco debe haber unha teoría xeral razoable sobre o avellentamento dos libros nas ciencias sociais, igual que hai velliños de 90 anos con mellor siso que algún trintaneiro.

Anónimo dijo...

Con todos os méritos que tivo no seu momento, que o convertiron nun clásico, non se pode entender a economía galega de hoxe coa radiografía feita por Beiras hai case corenta anos.

Os libros, como as persoas, envellecen, uns mellor e outros peor. Ora, cada un é libre de facer o que queira.

Ana Bande dijo...

Api,
Sen dúbida explicouse vostede mal porque esto:
"Nesa visión "petrificada" e "vitimista", dun ensaio xornalístico que non é máis ca iso (pero que se quere facer pasar por un tratado de socioloxía histórica), reside o seu atractivo, máis tamén a súa falacia esencial"
Non é unha crítica da arquitectura do libro. Vostede di o que di Api, unha VISIÓN VITIMISTA E PETRIFICADA e amosa ademáis unha certa prepotencia niso de "unha vez máis vostede non me entende". Eu non lle acuso de nada, só respondo á súa crítica e ademáis lonxe de min os mesías como ben sabe vostede que ten a paciencia de seguirme. Este é o primeiro libro de E.Galeano que leo e non atopo outra cousa que feitos que xa tiña confirmados por outras lecturas de diversos tipos e xéneros. ¿leu vostede o libro Api? ¿considera vostede mellor metodoloxía para o estudo da realidade a memorización de alomenos cincocentos nomes de tribus amerindias das que lembro a duras penas vinte? ¿non é mellor explicar aos mozos os xeitos de explotación dos territorios? ¿no é mellor dicirlle ás vindeiras xeracións que de débeda pública ná de ná? ¿que os que teríamos que pagar durante a nosa vida e vinte reis todo o que chuchamos destes lamentablemente ricas rexións? Hoxe sae na prensa que ven de descubrirse un novo xacemento de ouro negro no Brasil. Sigamos o rastro da explotación desta materia prima e vexamos se se ten evolucionado algo. Se o libre comercio non segue a ser o mecanismo de explotación e marxinación máis importante no mundo. ¿que é o que quedou obsoleto? Ogallá, ogallá, malia a realidade segue a ser ben semellante.

Anónimo dijo...

Chego tarde e só defendo a minha afirmaçom: as leituras devem ser complementárias umhas das outras, e contrastáveis umhas com as outras.
Por isso recomendei PATAS ARRIBA; para mim este ensaio reflicte a evoluçom de Galeano nesses [quase] 40 anos que passaram desde LAS VENAS... Dizendo-o de outra[s] maneira[s], no fundo, fala do mesmo...Nom comparto que tenha umha visom petrificada e nem sequer vitimista; mas todo som opinions.

Já posta, como gosto destes debates e de chuçar um pouco, recomendo também a MEMORIA DEL FUEGO, trilogia sobre a história das américas, que, bem certo, no seu momento me aprazeu muito mais que LAS VENAS.

Ana Bande dijo...

Dedoscomovermes,
Grazas polas recomendacións, e por casualidade ¿alguén dos que anda por aquí leu o seu derradeiro libro "Espellos"? Non sei, pero polo título semella un pouco na onda dos famosos "todooquehaiquesaber".

Lula Fortune dijo...

Gosto de asistir a estas discusións como convidada de pedra, case que agochada para non ser descuberta. Polo que a min respecta, moitas gracias, Ana, por faceme achegar esta autor que descoñecía. Despois da discusión fíxoseme sen dúbida, máis interesante. Bicos e rebicos.

Ana Bande dijo...

Lula afortunada, discreta e romántica, curiosa e perigosa, sempre atenta dende o fondo da barra ao latricar dos ociosos blogonautas, ¡máxico internet!
¡¡¡muac!!!

Anónimo dijo...

Resulta difícil explicarme, polo visto, lonxe de calquera prepotencia.

Cando eu falo dunha visión petrificada e vitimista refírome, entre outras cousas, a que o libro de Galeano descansa sobre unha estrutura elemental e simple: os bos, os perdedores, explotados e saqueados secularmente polos malos, os ganadores; a noción de América Latina como un todo indiferenciado e eterna vítima dos depredadores externos; unha notoria insuficiencia para expoñer a historia “interna”: o mal vén sempre de fóra coa complicidade dos traidores internos; o mercado como deus ex machina de todos os males habidos e por haber a partir dunha afirmación rotunda, simplista e carente de matiz: “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder”; un estilo efectista que mestura indiscriminadamente planos diversos para lograr do lector a indignación moral e unha identificación empática co “oprimido”; unha indisimulada prepotencia: “Sé que pudo resultar sacrílego que este manual de divulgación hable de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas. Pero se me hace cuesta arriba, lo confieso, leer algunas obras valiosas de ciertos sociólogos, politicólogos, economistas e historiadores”, etc., etc., etc. E podería dicir unha dúcia máis de críticas, sempre desde o meu falible e discutible punto de vista.

Dito isto, non nego que na historia de América do Sul non houbese expolios, masacres, etc., etc., pero a súa historia é moito máis complexa que a “novela de amor ou de piratas” que Galeano crea con clara mestría narrativa.

E claro, claro que lin o libro, hai xa ben tempo, certamente, e agora mesmo acábolle de botar outra breve visual.

Por outra banda, vostede mestura a continuación cousas moi diferentes: crítica ao estilo e contidos das clases que recibiu de Historia de América; supostas débedas morais a pagar eternamente (“teríamos que pagar durante a nosa vida e vinte reis todo o que chuchamos”) que non teñen, na miña opinión, fundamentación racional: as xeracións futuras non teñen por que cangar coas responsabilidades duns supostos antepasados de hai centos de anos, etc., etc. E así non hai xeito de aclararse.

En todo caso, Ana, vostede imputoume prexuizosamente toda unha serie de cousas que nin por asomo se poden desprender das miñas palabras iniciais. Repase o que me dixo. Nada máis e nada menos que: "cruel e ofensivo cara tantos milleiros de persoas que morreron", "tratar de vitimista e visión petrificada a este texto é sintoma do desprezo que sentimos cara as vítimas, sexan da violencia machista, xenófoba, relixiosa, etc.", entre outras lindezas que non poño por non alongar a intervención. Se isto non é imputarme de delictos que están no Código Penal, desde logo que se aproxima moito.

En fin, francamente penso que non estivo moi afortunada na súa resposta, cunha agresividade innecesaria que coido non merecer. Supoño que non tería un bo día, e iso pásalle a calquera.

En calquera caso, reafírmome nas miñas palabras, gusten ou non, estéase de acordo ou non.

Un saúdo e boa noite. E desculpe polo rollo.

Ana Bande dijo...

Non Api, por aí non paso eu, a súa resposta é de catecismo político. Non entro nese tipo de debate que pon as comiñas onde interesa para saírse do tema. Para respostar axeitadamente e como merece teria que botar unha hora, e non tería problema se non fose porque non quero abusar da súa paciencia e doutros que veñen por esta tasca. Só lle digo que todo eso que vostede critica no libro
"os bos, os perdedores, explotados e saqueados secularmente polos malos, os ganadores; a noción de América Latina como un todo indiferenciado e eterna vítima dos depredadores externos; unha notoria insuficiencia para expoñer a historia “interna”: o mal vén sempre de fóra coa complicidade dos traidores internos; o mercado como deus ex machina de todos os males habidos e por haber a partir dunha afirmación rotunda e simplista e carente de matiz...
Pois non é tal. Galeano explica na obra perfectamente sen tanto tópico as causas da miseria e só faltaría que ademáis de asasinados, exposiados e invadidos tivésemos que atopar explicacións en "factores internos", quizais teríamos que botar man da teoría da selección natural para explicar que quedaron pocos e mal adaptados, incapaces para organizarse e desenvolverse por sí mesmos (perdoe a broma). En fin que chamar a este libro unha "novela de amor e piratas", si que é, se mo permite non enterarse do que custa un siringo.

No asunto das comiñas mire, mire...
Vostede escribe:

Repase o que me dixo. Nada máis e nada menos que: "cruel e ofensivo cara tantos milleiros de persoas que morreron", "tratar de vitimista e visión petrificada a este texto é

EU ESCRIBIN:
O seu comentario seméllame ademais cruel e ofensivo cara tantos milleiros de persoas que morreron nos siringaes

A diferencia está clara ¿non? Son frases con distinto suxeto, creo eu.

Apertas e bo día, permaneza atento á pantalla que en pouco van ser risas. Imos traballar un pouco.

Anónimo dijo...

O de "novela de amor o de piratas" son palabras do propio Galeano falando da súa propia obra. Eu citei literalmente as súas palabras [as de Galeano] e as puxen entre aspas, non as inventei.

Pero está visto que limos un libro distinto e que, sobre todo, lle damos un sentido moi diferente ás palabras propias e alleas.

En fin, xa non a molesto máis. Reciba un saúdo.

Anónimo dijo...

É evidente que O atraso non é "o libro" que trata de explicar a situación actual da economía galega. Para iso seguramente basta con calquer mamotreo de cifras do servizo de estudos do BBVA ou algunha memoria presupostaria da Administración autonómica. Afirmo que O atraso é un ensaio sen o cal non é doado entender cabalmente certas chaves do complicado parto da nosa sociedade actual. O atraso só avellenta ós ollos de quen poida acceder a él como mero fósil bibliográfico. Por eso é un libro de cabeceira, non un libro sagrado que se nos fixera chegar a xeito de verdade revelada.