viernes, enero 11, 2013

Libros sobre a crise...ando por aquí


Non, non me esquecín da miña casa, é que hai lecturas obrigadas, reflexións urxentísimas que facer...en todo iso ando hai tempo por estoutro enderezo, convídovos a ler, amolarvos, acougar, coller á realidade pola gorxa e combater polo que nos merecemos, unha dignidade mínima, toda esa que nos rouban os políticos e os mediocres que acadan o poder á mínima que nos despistemos...non despistarse e termar da nosa realidade é responsabilidade nosa, e para iso hai que ter a cabeza despexada...

Convídovos a compartir estas lecturas no blog da mostra de libros sobre a crise que hoxe inauguramos na Facultade de Filoloxía e Tradución da Universidade de Vigo...

P.D. Grazas a Alma polo seu desinteresado traballo de deseño de carteis e material de apoio, grazas á subdirección da biblioteca polo seu entusiasmo coa idea, a Ludivina e Geles polas súas achegas, a Gabriel polas súas suxestións e a tod@s os que abran o espazo e o enchan de ideas e pensamentos.

viernes, enero 04, 2013

De monjas, bandurrias e ingrávidas pasiones.

Hace unos días me enviaron un vídeo en el que un grupo de monjas jovencísimas hacían gala de su amor a jesucristo con cánticos y coreografías muy características de toda una infinidad de movimientos religiosos que desde tiempos inmemoriales se aprovechan del estado de confusión e inseguridad de los adolescentes -en esta caso habría casi que reducir al femenino al colectivo humano- para asegurarse el imprescindible relevo generacional para la supervivencia de cualquier especie, en este caso que les comento, de su respectiva secta. Al visionar este implacable relato de lo que podría llamarse el límite de lo potencialmente absurdo en el comportamiento gregario de nuestra especie, una vez superadas las fases de vergüenza propia, ajena y hasta la de las generaciones que se sucedieren por la vida de tres reyes (los que entiendan de nuestra economía minifundista saben a qué me refiero), una vez recuperada la dignidad, digo, en caso de haber superado el estado de enajenación (allá cada uno con la dirección que haya tomado su incontrolable deseos, porque habrá quien se una al coro y habrá quien huya despavorido..) entonces, amigos, aquí hay mucho que reflexionar. En mi caso, estoy dispuesta a la confesión. Si. Incluso para los que hayan sentido un incontrolado amor por jesucristo, ante todos me reconozco en estas monjitas. Confieso -eso sí, sin sentimiento alguno de culpa al haber sido mi voluntad violentamente arrebatada por unas señoras más creciditas de las del video- que yo también he tenido una bandurria entre manos, que he alabado a un señor que creía reconocer y que me he involucrado en alguno de esos movimientos adolescentes que prometían pasiones muy parecidas a las que reclamaba mi cuerpo en aquel momento tan extraño de la adolescencia. Entiendo perfectamente a esas jovencitas. Cómo no. Cómo no enamorarse de jesucristo cuando es la metáfora perfecta de  aquel morenazo idéntico a John Travolta que sabías perfectamente que nunca sería consciente de tu existencia. Cómo no enamorarse de jesucristo cuando esa pasión te permitía acceder a los rincones más insospechados de tu cuerpo y de tu espíritu sin la amenaza del pecado, de la burla, el ostracismo y la hostia más consagrada si te pillaban con las manos en la masa (sin que nadie te hubiese explicado nada de la masa, lo que complicaba muchísimo más la cosa). Confieso haber hecho el ridículo hasta la anormalidad. Así que entiendo a esas jovencitas. Pero confieso algo más grave. Confieso entender a ese señor con un saco marrón y una cuerda en la cintura. Y eso es grave. Es pecado mortal. Seguro. El tema es que somos pocos y la santamadreiglesia, como experta en management internacional e intemporal, conoce las ventajas de tipificar sólo y adecuadamente los pecados más rentables. Y esos son los que pueden comenter la mayoría. El mío es un pecado gravísimo pero que sólo afecta a un ínfimo porcentaje de la población. La de los que sabemos por qué se le cae la baba al señor de marrón ante las manifestaciones más inocentes de esta congregación de larvas. Así que, me dije, ¿que mejor redención que utilizar el confesionario global para declarar mi pecaminoso estado? Somos pocos los que vemos cómo se humedecen las lentes de ese conductor de almas, pero ¡tenemos tanta capacidad para apasionarnos por nosotros mismos1 ...lo que no tenemos es manera de convencer a nadie, porque, ilusos de nosotros, pensamos que con la edad adulta ya todos los individuos de la especie tendrían que llegar a nuestras mismas lógicas conclusiones....ahí, me vengo arriba y pienso en la fortuna que tendrán estas niñas en cuanto transformen toda esa orgiástica pasión por jesucristo en lo que justamente van a hacer, que será reconocer la extraordinaria fuerza que le dio en su juventud haber conocido el peligro de dejarse enamorar por el primer fantasma que asoma bajo la falda.....
P.D. Todo puede ser un juego o totalmente lo contrario, depende del nivel de lectura, de ahí la importancias de manejarse bien en muchos registros. Esta mañana en una conversación aparentemente trivial, una persona que se reconocía afin al opus dei confesaba sentirse afortunada por el reciente fallecimiento de su hijo con estas palabras: "...por fin he colocado a uno". Confieso, totalmente confundida, que intelectualmente aún no he conseguido dar curso una reflexión desapasionada de esta frase. Y dejo de confesarme, porque ya me está picando todo. 

martes, enero 01, 2013

Holy Motors, Leos Carax

Foto
En la ciudad de Viseu, en el teatro Viriato, en el mes de octubre representaban una performance teatral titulada Atlas, en la que participaron 100 personas de la villa. En cada rostro, en cada palabra se reivindicaba al individuo dentro de un colectivo humano, cada uno de ellos adoptaba el papel de aquel gigante que sostenía en sus hombros la bóveda celeste. En ese Atlas humano se mostraba el arte como fuerza que otorga un valor creativo y esencial a cada uno de aquellos que conforman una colectividad. En un intento por demostrar que ahí reside la fuerza y el carácter de cualquier cambio social. “Se a presenza de cada um incomoda moita gente, todos juntos incomodam muito mais”. Cada uno defendía y emprendía una pequeña batalla solapada entre tantas otras batallas. En ese atlas de organización social, que mostraba, a través de la propia reivindicación individual, a cada uno de ellos como importante por ser único. Cada hombre es un artista, una revolución. El arte debe promocionar y desempeñar un papel activo en la sociedad y por tanto, se debe unir indisolublemente a la vida. De forma distinta, aunque no opuesta, Holy Motors, el motor sagrado que mueve los cuerpos a la acción, despierta una contemplación, una observación casi violenta de aquello que se oculta tras el movimiento. Una historia que arranca del sueño de un público que se adormece en una sala oscura ante el movimiento de un cuerpo desnudo. Una vieja imagen desapegada de una narración, que establece la distancia justa que nos separa de la idea de lo que fue ese gran invento, el cine. El cine nació como movimiento, gracias a la dinamización de la imagen fotográfica, a través de procesos mecánicos, para captar la esencia de la nueva y flamante industrialización y la de las nuevas diosas, las máquinas. Esas mismas que acompañaron al hombre en el sueño del progreso. Pero las máquinas perdieron sus motores y con ello su sentido primario. El hombre que se sentía parte de ese ideario de progreso avanzaba hacia un mundo que modificó el sentido y el uso de sus propias creaciones. En las ruinas del Samaritaine, otro gran almacén abandonado en el corazón de la herida Europa, se escenifica ese trágico cambio de la sociedad occidental, presidido por el vacío y la destrucción, en el que la construcción de una humanidad sin humanos parece cada vez más factible. En 2001, una odisea en el espacio era la máquina Hall, un ente sin motor, la inteligencia artificial, la que se revelaba. En Holy motors, entre los maniquíes descabezados, desmembrados, se escenifica el fin de algo o su crepúsculo, a través de una canción, que refuerza el reencuentro de dos amantes, en la que la gran pregunta no es otra que -¿Quiénes somos? ¿Quiénes éramos?, ¿Quiénes seríamos si hubiésemos actuado de otro modo entonces? No hay comienzos nuevos, unos mueren y otros siguen viviendo. Pero, aunque el tiempo degrada el estado de las criaturas que conforman la historia, entre toda esta devastación hay un acto que recoge todas las posibilidades, a través de la construcción de miles de historias, de miles de posibles historias que nos inspiran, nos repugnan, nos violentan, nos acaparan, nos destruyen y que no buscan responder a los grandes enigmas, en un mundo cada vez más complejo, sino que profundizan en preguntas a las que no siempre es fácil, ni siquiera, posible responder. ¿Qué significado tienen los trabajos que realiza diariamente Óscar, cada uno de esos trabajos que lo llevan a desdoblar su yo, a sufrir, a recordar, a matar o a morir? Es estimulante en su concepción porque en cada una de sus imágenes se profundiza en el movimiento en la acción hasta la extenuación, en giros sobre un eje invisible que trasforma los objetos y a sus artífices, y es la suma del esfuerzo humano por caracterizarse cada día en aquello que es, a la vez, construcción y destrucción y que se define en cada uno de los fragmentos que genera y que ensamblados son episodios de una narración que no rehuye la cara más profunda y oscura, a través de un seductor discurso capaz de ver, transgredir y violar todas las imposturas represoras que nos impone lo “real”.
Grazas a Dolores Miloro por achegarnos a súa reseña.