martes, agosto 26, 2014

Todas fomos violadas, Lidia Falcón

Seguen a falar por min, e moito mellor, así que corto e pego para non esquecer. A miña humilde contribución limítase a compoñer unha imaxe. A amiga D.Miloro apunta á perigosa saída de armario dunha xeración machista que só se agachou por un tempo no que política, pero non realmente, foron correctos. Volve agromar a bestialidade e son moitas as loitas que compre volver a comezar, como se non pasase tempo ningún dende a caza de bruxas. Mentres a mediciña esté en mans deles tampouco coñeceremos o xen asasino que ven a por nós. E tampouco haberá invento ningún que extirpe aniquile de raíz penetracións non desexadas. Non podemos pedir asilo noutro país, non é cuestión de fronteiras. Comezar a ver como anormais as agresións de homes a mulleres é o punto de partida imprescindible, así de simple, e logo, claro, guindar ao lixo faixas, suxetadores, tacóns e demáis instrumentos de tortura, por poñer un punto de romanticismo a esta mefítica cultura do machismo. 
En Málaga, su patria y la de todas las españolas, una muchacha de veinte años ha sido violada una madrugada por cinco hombres, y la jueza, María Luisa Cienfuegos,  que instruye el caso, lo ha archivado por no encontrar pruebas del delito- ¿y por qué me empeñaría yo tanto en que las mujeres pudieran acceder a la carrera judicial? La orgía fue filmada por los autores en su móvil, y supongo que ahora estará saciando los lascivos instintos de los espectadores en Facebook u otra cualquiera de las llamadas redes sociales. La decisión de la jueza de no aplicar prisión a los acusados se basa en que “las declaraciones de los agresores y testigos no coinciden con las de la joven”, y declara en su auto que no se puede afirmar que las relaciones sexuales fueran forzadas porque de las imágenes grabadas “no puede derivarse ningún indicio de acusación debido a que no se muestra ningún tipo de forcejeo por parte de ella”.Mientras tanto, cuando se la descubrió la víctima fue trasladada inmediatamente al hospital, donde se activaba el protocolo de violación y era examinada por un médico forense, que confirmaba que la joven sufría un desgarro vaginal y otro anal, lo que probaba que la agresión sexual había sido consumada.
Ahora los violadores están en libertad y se presentan ante la televisión para denunciar que han sido acusados falsamente, por lo que pretenden interponer una demanda contra la mujer por denuncia falsa y “atentar contra su honor”, ya que aseguran que no pueden salir a la calle pues se sienten acosados y reciben amenazas e insultos. “Nos han querido destrozar la vida y todavía la tenemos destrozada porque tenemos miedo de salir a la calle. Tenemos vergüenza de salir y nos sentimos amenazados”.
Lo justo, por tanto, es que se la procese a ella y se la encarcele.
Es lo que sucede en algunos países musulmanes donde la mujer violada es acusada de lujuriosa, de perder el honor de la familia, de seducir al varón, y es condenada a la prisión o a ser azotada públicamente decenas de veces. Amnistía Internacional nos informa periódicamente de tales atrocidades que se producen en Nigeria, en Arabia Saudí, en Afganistán, en Irán, y en otros países de reconocida trayectoria democrática.
Hemos tardado en enterarnos de que en la India –la mayor democracia del mundo, según los propagandistas del capitalismo liberal- se violan mujeres ritualmente: en público, en grupo, para divertirse, para cumplir sentencias dictadas por el Consejo de la tribu, para vengarse de alguna ofensa cometida contra la familia de los violadores. Algunas mueren en dicha práctica. Las mujeres reciben el castigo que iría contra alguno de los varones del clan, que por serlo no lo padece. Otras son asesinadas directamente, después de proporcionar el buscado placer, como a la que le introdujeron un hierro en la vagina, cuando la agredieron en un autobús.
El patriarcado no considera a las mujeres seres humanos iguales a los hombres. Como hembras, están destinadas a satisfacer los deseos sexuales de los hombres –véase la defensa actual de la prostitución-; por su especialidad reproductora deben dedicarse a parir y amamantar- véase el nuevo proyecto de ley de aborto y la propaganda de la llamada Liga de la Leche; por su responsabilidad materna tienen que cuidar a las crías y a todas las personas de la familia. Y permanecer en el gineceo, calladas y sumisas –Véase los consejos ofrecidos por la Guardia Civil y la Policía Nacional a las mujeres para que eviten ser violadas.
La víctima de la violación de Málaga se atrevió a salir de su casa para trabajar en la Feria, por la noche, en compañía de hombres, ¿qué debía esperar sino que esos varones la violaran? Cinco, tres adultos y dos menores de 17 años, que están aprendiendo a ser “hombres”.
Y los familiares y amigos aplaudieron a los violadores cuando salieron en libertad.
La jueza, María Luisa Cienfuegos,  ha decidido que es normal que una joven de veinte años cuando sale de trabajar  como camarera a la madrugada, “convenza” –al parecer ellos eran remisos- a tres de los cinco hombres para que la follen, mientras uno vigila y el otro graba dos vídeos de menos de un minuto, alejados de la gente y en el suelo del parque tras una atracción de feria. Actividad sexual que le ocasionó a la muchacha desgarros en la vagina y en el ano, y que la jueza debe suponer que  soportó con gusto debido  al masoquismo inherente a la condición femenina, que ella no debe creer que la concierne.
Eso mismo dijo en una sentencia la Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Barcelona, hace treinta años, en el caso del matrimonio joven, recién casados, que en las Fiestas del barrio de Gracia fue asaltado por cinco miserables que sujetaron al marido mientras violaban sucesivamente a la mujer. Aseguró que ella, llevada de los más salaces deseos, los incitó a folgar en el suelo de una calle la madrugada de aquel infausto día. Han transcurrido treinta años y el Poder Judicial no ha variado un ápice.
Aceptar que una mujer se presenta en comisaría una tarde para denunciar una violación falsamente es el sueño masoquista que ni siquiera el caballero Sacher-Masoch hubiese imaginado. La espabilada señora tiene primero que relatar con detalle el episodio a la policía y después al forense, que deberá explorarla para conocer en profundidad su anatomía. Deberá ratificar la denuncia ante el juez, será interrogada por quien ejerza la acusación particular, por el fiscal y por el abogado del o los denunciados,  generalmente poco amable, y esperar un tiempo indeterminado a que se celebre juicio, donde nuevamente se repasarán todos los acontecimientos, ante las miradas y las  expresiones despreciativas, de odio y de venganza de los acusados y de sus familiares.  La mujer se enfangará en el horror de un procedimiento penal de violación, porque debe ser más divertido que pasar el tiempo en la cafetería con las amigas.
Pero es que en el caso de la muchacha de Málaga ni siquiera se da este supuesto. No se presentó en comisaría a denunciar la violación. La encontraron los policías tirada en el suelo llorando y manchada de sangre. De tal modo, debe de ser un genio de la astucia y la conspiración para lograr el encuentro fortuito de los funcionarios, que no deberían estar especialmente conchabados con ella, o esperó las horas muertas a que tal se produjera con tal de perjudicar a los pobres varones arteramente seducidos. Y eso que solo ha cumplido  20 años y no es de suponer que tenga muchas dificultades para ligar. Pero su tortuosa psique la lleva a pedirle a tres hombres que la follen, allí mismo, de madrugada, en el recinto de la Feria de Málaga, a empujones y golpes, en vez de buscar un novio amable con el que hacer el amor en cualquier hotel.
En estos treinta años, en España, se han aprobado dos leyes de aborto, una ley de violencia contra la mujer, una ley de paridad, una ley de matrimonio homosexual y una ley de igualdad, por la presión del Movimiento Feminista. La participación de las mujeres en el mercado laboral alcanza a la mitad de la población femenina, algunas mujeres ocupan puestos de decisión en la política, en la cultura y en la sociedad, y son mayoría en casi todas las disciplinas universitarias,  mas para la casta jurídica no han pasado los siglos.
Ante ésta atroz decisión judicial tenemos que estar todas – me gustaría poder decir “ y todos”- en la calle ante el Ministerio de Justicia, exigiendo justicia. Malos tiempos son estos en que la violación grupal de una joven de veinte años, por cinco hombres, que le ocasiona desgarros vaginal y anal, tiene como consecuencia que los violadores estén en libertad sin cargos por orden judicial, que se pavoneen de su inocencia públicamente en la televisión y que amenacen con querellarse contra ella por denuncia falsa.

Porque en el cuerpo y en el honor de esta nueva víctima hemos sido violadas todas. 

sábado, agosto 23, 2014

Sal do meu puto poema

fonte
alá en pereiró fóra do balbordo deste campo de batalla hai unha poeta que berra versos !sal do meu puto poema! e o fai coa delicadeza punk dunha icona hiperreal con vestido negro axustadiño ao corpo mercenario e delicado que se ergue en finísimas e ameazantes puntas de tacón tamén negro tamén hiperreal así que eu sain do meu puto poema e deixeime levar qué pouquiño me custou voltar á posibilidade dunha illa a verdade é que son moi ben mandada é literal cómpre dicilo así que esperei fóra do meu puto poema e mira mamá silvia faloume de ti das túas unllas pintadiñas de rosa do vestido aquel que delicadamente cosías para que eu estreara no día de ramos e do zume das laranxas que lencei pola xanela e que aínda fermentan  menos mal que silvia saiu do seu puto poema e soa Mazzy Star e podo voar como a rapaza do video grazas á guitarra de jesús porque o terror ten esa facilidade de agacharse alá en pereiró lonxe do bruído sordo do campo de granada hai un galiñeiro con pitos que poñen poemas e cántanlle ás eguas de patas pexadas, e o fan coa xenerosidade dun francotirador ucraíno con camisa de volvoretas, así que saín por pouco tempo do meu puto poema para meterme nos miolos dunha puta vez que non teño máis ángulos que a túa perpendicularidade, , , , , , , ,

as cursivas son verbas apañadas do poemario de silvia penas
"as unllas crecen". I Premio de Poesía Manuel Lueiro Rey

grazas a silvia e jesus polo convite, se mo permitides, ei recuncar no galiñeiro

viernes, agosto 08, 2014

La cara es el espejo del alma, Dolores Miloro



¡que gustiño que as amigas escriban xustiño, xustiño o que unha pensa e o fagan así de ben! 

La cara es el espejo del alma
Cicerón no se equivocaba al apuntar que “la cara es el espejo del alma” y “los ojos sus delatores”. Algunos de nuestros líderes políticos harían bien en mirarse al espejo, antes de lanzar pesadas piedras contra sus oponentes. Es lamentable que los que nos gobiernan se atrevan a defender la democracia, cuando lo que domina en la política es el pragmatismo, en el que la vigilancia y la manipulación informativa se empeñan en ocultar los verdaderos problemas. Es una osadía comparar acontecimientos históricos, sobre todo cuando nuestros representantes han perdido la autoridad moral para hacerlo, cuando no hacen otra cosa que secuestrar la libertad de expresión y reunión, corromper el espacio público, borrar la memoria histórica y suprimir la Historia y la Filosofía de los sistemas educativos, para que no se les pueda someter a la vigilancia crítica que merecen.
Esperanza Aguirre acusa a Pablo Iglesias de utilizar los argumentos de ETA, pero como esa acusación le parece poco efectiva, tiene la desvergüenza de comparar el ascenso de Podemos con la subida del nazismo al poder. Le recuerdo a esta desinformada señora que el populismo lo inventaron ellos, definiéndose como Partido Popular, cuando realmente están a años luz del pueblo que afirman representar.
Recordarle también a esta señora que le haría falta leer más sobre el complejo período de la República de Weimar, para que pudiese constatar que no se debe hacer un análisis tan simple de hechos de tal magnitud y gravedad, que causaron millones de muertos y del que fueron responsables un conflicto bélico mundial, las sanciones económicas impuestas por el Tratado de Versalles y una terrible crisis económica que sirvió como caldo de cultivo para incubar la política del terror. Ahora este mismo contexto está resucitando, pero no por el ascenso de movimientos como Podemos, que responden al malestar ciudadano que reivindica la moral, la ética y la utopía en la política, sino por las medidas económicas que nos imponen los gobiernos de la vieja Europa, ajenos al sufrimiento humano que están causando y del que sería necesario que hubiesen aprendido algo. Son estas políticas insensibles las que causan dolor. La política ha de ser un pacto social que procure el bienestar de sus ciudadanos, promueva la justicia, la solidaridad y la igualdad. No veo que este gobierno, ni el anterior hayan tenido en su agenda estos principios como prioritarios.
Así que le rogaría a esta panda de arribistas, que lo único que les importa es mantenerse en el poder, que dejen de crear falsos enemigos y asustar al pueblo, sabemos cuál es su doctrina, y a dónde puede conducir tanto odio. Sean un poco responsables y cállense.

Dolores A. Miloro Costas
(Faro de Vigo. Cartas al director)

martes, agosto 05, 2014

Historia de un pobre país, Emilio del Río

Co gallo da recente exposición "Vigo Ten Swing", na que tiven o pracer de colaborar como documentalista, houbo achegas que por mor das limitacións de espacio, quedaron fóra dos paneis. Unha delas é este texto de Emilio del Rio, un dos tres vigueses que despistou ao réxime franquista e logrou "colar" na radio o programa "jazz nocturno", unha anomalía tan alegre como extraña naquel país ruín e borrallendo dos anos 50.

Historia de un pobre país, Emilio del Río.
Era un pobre país porque durante siglos había sido un país pobre. Un país históricamente manejado como un juguete por monarcas, dictadores y sátrapas adinerados. Era un país que era la finca de los potentados y era el infierno de los proletarios. V, sobre todo, era un país en el que siempre hacía frío. Todos teníamos frío, incluidos los ricos. En los años 40 del siglo 20 no había chalets porque hasta los ricos eran pobres. Los ricos vivían en pisos y los mejores edificios tenían una calefacción central que estaba más tiempo apagada que encendida. Las ropas, los vestidos se traspasaban y circulaban desde los hijos mayores a los menores. A abrigos y chaquetas los hábiles sastres les daban la vuelta con lo que, de un día para otro, el bolsillo de la solapa aparecía a la derecha. Hacía frío en las aulas de los colegios, tanto de los ricos como de los pobres y los alumnos se cubrían con dos y hasta tres jerséis. Hacía frío en los cines y en los arcaicos tranvías. Las castañeras en las calles -las que aún no habían muerto de frío-vendían castañas en cucuruchos hechos con periódicos atrasados, que se consumían no tanto para completar el pobre desayuno de café de achicoria de recuelo acompañado con tres o cuatro galletas maría cuanto para mantener las manos calientes durante un rato. Porque era un país de sabañones, quien no los tenía era un afortunado y esta plaga, esta enfermedad marcaba también la frontera con los más menesterosos. Había trabajo para todos pagado con sueldos de miseria que se aceptaban con la cabeza humillada y sin chistar ante la amenaza de los salvajes "grises", desertores del campo y del azadón que no tenían reparo en matar a porrazos y aun a tiros a quienes pretendían rebelarse. Las riadas de obreros caminando kilómetros desde sus hogares hasta los astilleros, que cerraban sus puertas de acceso a las ocho en punto de la mañana y todo aquel que se quedaba afuera recibía su implacable castigo, tenían su continuidad en una segunda avalancha, ésta de mujeres, que a mediodía, cargadas de tarteras y barras de pan, llevaban a sus hombres el austero condumio. Había que ver a aquellas pobres gentes sentadas en las aceras, con la tartera en medio de ambos y resistiendo el frío y las lluvias del invierno, cobijados en un exiguo paraguas desvarillado, o el implacable sol del verano. Acabado el banquete, las mujeres recogían los bártulos y volvían a emprender la larga caminata hacia el hogar, pues cinco o seis horas más tarde los hombres las seguirían por el mismo trayecto para cenar y derrengarse en la cama, ya que mañana hay que vivir un nuevo día tan triste y frío como el de hoy.
Que larguísima y penosa distancia hay entre una democracia, aunque mala, y una infernal dictadura. Aquel dictador, que poseía todos los atributos para ser objeto de risa, fue deificado por los poderes públicos llegando a hacer de él un auténtico dios. Era bajito, como también lo eran Hitler y Mussollini, pero éstos disponían de un vozarrón que les permitía crecer en sus apariciones públicas. La voz de nuestro dictador era la mezcla entre un gangoso y un perrito chihuahua. Su barriguita~ destacada por un eterno fajín, le asemejaba a un barrilito de cerveza. No había nada en él que despertase la simpatía de la gente. Sólo la propaganda, hábilmente manejada por aventajados alumnos de los métodos nazis, logró que una parte del pueblo lo contemplase como un enviado del cielo. El sistema fue tan espectacular que hasta él mismo se convenció de ser un predestinado. Sus discursos eran pobres, monótonos y aburridos y siempre se construían en torno a tres o cuatro tópicos como la santa cruzada, el guardián de occidente, la familia cristiana y el marxismo-leninismo que nos acecha. Intelectualmente era un perfecto mediocre, como todos los militares de aquella época cuyo quehacer diario consistía en aposentarse en las salas de oficiales y atiborrarse de alcohol. Estos energúmenos presumían de supina ignorancia y de no haber visto un libro ni por el forro. Los intelectuales les producían repelús y, como mínimo, para ellos eran maricones. Todos, y él el primero, participaron en el objetivo común de hacerse inmensamente ricos y todavía hoy sus descendientes en tercera y cuarta generaciones disfrutan de estas incontables riquezas. Y todavía hoy, pasados casi cuarenta años de su afortunada desaparición, no hay guapo que se atreva a echárselas en cara. Imperaba el terror, aun entre las gentes “de bien" que se acomodaron a aquel oprobioso régimen dispuestas a malvivir en su maldito seno durante toda su existencia. Producía escalofríos caminar por una acera sabiendo que a cinco metros de ti una pareja de "grises" desertores del arado hacía su ronda habitual.
Y también estaba el fútbol que, por cierto, era tan mediocre como todo lo demás. El fútbol de aquel país era tan pobre como el propio país. Cada vez que la selección nacional disputaba un partido contra cualquiera otra, los medios de comunicación enervaban a las masas contándoles que estaba en juego la raza y el orgullo de ser españoles. Y cuando llegaba el descalabro todo se quedaba en excusas: que el árbitro nos robó el partido, que el clima muy caluroso o muy invernal nos perjudicó, que los contrarios nos molieron a patadas. Pero dos acontecimientos se convirtieron en históricos para mayor gloria del régimen. En el campeonato del mundo de 1950 celebrado en Brasil le ganamos a la pérfida Albión, que simplemente era Inglaterra. Pero los medios del franquismo se cebaron en la tal Albión destilando espumarajos de bilis por la insana envidia que les producía un país rico, moderno y, sobre todo, democrático. Y que se había apropiado del peñón de Gibraltar. El otro gran acontecimiento futbolístico se produjo en 1964 cuando vencimos a una aún más pérfida Unión Soviética y conquistamos el campeonato de Europa. El primer gol lo marcó Pereda y el segundo fue un cabezazo casi a ras del suelo de Marcelino a un pase desde el extremo derecho de Pereda. Pero como este jugador era catalán y pareció un exceso su protagonismo, en los reportajes filmados el régimen hizo un bonito truco de corta y pega y quedó para la posteridad como sigue: centro de Amancio desde el extremo derecho-corte-cabezazo de Marcelino-gol-final. Muy franquista y regimental. Otro truco futbolero del régimen fue aún más expeditivo. El Barcelona había fichado a un jugador-estrella llamado Ladislao Kubala que, con otros compañeros del equipo Honved, se había fugado de Hungría y de su régimen todavía más opresor que el nuestro. Y como el equipo catalán era muy rico, puso su dedo sobre otro maestro del fútbol, el argentino Alfredo di Stéfano, que también pretendía fugarse de la pobreza de latino-América fichando por un equipo europeo. Cuando ya habían estampado sus firmas equipo y jugador, antes de que la operación se hiciese pública el gobierno de turno del régimen mandó romper los contratos e impuso al Madrid que fichase al argentino. Y así se hizo. Las relaciones exteriores de aquel pobre país se enmarcaban en el odio. No había país europeo que no recibiera el odio y la inquina de nuestro régimen. Todos eran masones y protestantes y proyectaban películas obscenas y pecaminosas. Se salvaban Portugal, porque, además de ser más pobre que nosotros, también disfrutaba de su propia dictadura, y Marruecos, que había sido la avanzadilla asesina encargada de limpiar de rebeldes a las ciudades, villas y aldeas conquistadas en la guerra fratricida desencadenada por el dictador y sus secuaces. Cuando ya hubo posibilidades de viajar al extranjero, los españolitos, además de envidia, sentíamos enorme vergüenza ante las muestras de cariño con que nos recibían aquellos extranjeros diabólicos.

Y menos mal, por fin, que nos gustaba el jazz. ¿Por qué? A quien sea capaz de imaginar ese sórdido país que acabo de describir, con una pobre vida intelectual en la que la música de jazz no tenía sitio, con escasos medios económicos para hacerse con tocadiscos, discos y amplificadores parecería una especie delirio que tres amigos se reuniesen alternativamente en sus casas para escuchar una música que en el país no tenía el más mínimo arraigo. Una vez más, Barcelona era la estrella solitaria, porque contaba con un Hot Club muy rico y ya en esa época traían a notables músicos de Francia y aún de Estados Unidos. Pues los tres pioneros de aquí hacíamos jam-sessions con nuestros propios discos en la casa de uno cualquiera, con luces apagadas y un whisky dyc en la mano, destilado en Segovia a saber con qué, y disfrutábamos de nuestra afición durante cuatro o seis horas. Hasta que un día surgió el milagro. Se anunció en nuestra ciudad la apertura de una nueva emisora de radio. Conviene anotar que el régimen de la época no era nada proclive a estas debilidades. las radios españolas pertenecían fundamentalmente a Radio Nacional, controlada por el régimen, aunque éste había abierto la mano a los falangistas para que dispusieran de tres o cuatro emisoras agrupadas en la Red de Emisoras del Movimiento (este llamado Movimiento tuvo un papel protagonista en la guerra fratricida y, si queréis, algún día os hablo de él, aunque creo que no vale la pena). Pues los tres amigos decidimos ofrecernos a esa nueva radio para difundir un programa de jazz. Sorprendentemente aceptaron nuestra oferta y así comenzó a emitirse, casi como pionero en el país, "Jazz nocturno". Todos los discos que emitíamos eran nuestros, porque a la emisora esta aventura la cogió en calzoncillos (un programa de música de los negros, ¿a quién se le ocurre?) pues los ídolos del momento eran Juanita Reina, Manolo Caracol, Antonio Machín y el mexicano Jorge Negrete. Estoy hablando de los primeros años 50 del siglo 20. Pues quien te quiere decir que aquel programa tuvo un éxito inesperado. Nuestra ciudad era un importante puerto de mar en el que recalaban trasatlánticos que hacían la ruta entre Inglaterra y América y esta circunstancia permitió a muchos de nuestros jóvenes viajar al Reino Unido para aprender el idioma y, de paso, conocieron la música de los negros, pues las casas de discos inglesas editaban todo lo que se grababa en los Estados Unidos. Esos jóvenes, ya adultos, se convirtieron en nuestros primeros oyentes. (¿continuará?)