lunes, febrero 03, 2020

La melancolía en tiempos de incertidumbre, ( II )

imagen: the Threatened Swan; Interpreted later as an Allegory on Johan de Witt. [óleo sobre lienzo, 1650]. Imagen editada a partir del original facilitado por el proyecto RijksmuseunStudio



(...) La filósofa reconoce que su ensayo es resultado de la preocupación que le produjeron los resultados de la investigación de la científica Trudy Dehue, sobre la depresión en su libro De-depressie-epidemie (la epidemia de las depresiones). 
La tristeza, es una emoción que no está de moda, no cabe ninguna duda; hoy todo el mundo presume de tener una vida plena, feliz e interesante. Es curioso, porque mostrar irritación, ira o violencia tiene su punto de fascinación -los haters están de moda- pero exhibir angustia, tristeza o preocupación puede acarrear un rechazo insoportable para la mayoría de las personas. ¿o será precisamente al revés? ¿no será la ira, el resultado precisamente de la represión de la tristeza?. En todo caso, el fenómeno es palpable. Dense una vuelta por facebook y contemplen y contémplense con la objetividad que puedan, verán lo espantosamente ridículos que podemos ser cuando ya la indentidad propia no es esa persona que fuimos construyendo poco a poco engarzando valores, emociones, lecturas o experiencias, sino un producto con el que regateamos en un mercadillo social al que acudimos aterrados por el miedo a la soledad de encontranos con nosotros mismos. Porque la soledad y la tristeza son una pareja indisoluble, que funciona bien sólo cuando se tiene una elevada idea del sí mismo que nos hace insobornables. Y las personas insobornables no saben regatear, se dejan desvalijar por una frase perfecta, un paisaje, una caricia o un pensamiento. Ojalá la cara positiva del Brexit se extendiese hacia un Facexit más que necesario . (...)
fuente de la imagen en diario.es
 (interesante entrevisa con la autora)

La ciencia, de momento no garantiza la eficacia de los fármacos en el tratamiento de los estados depresivos; persistir en un abordaje exclusivamente neurobiológico no ofrece soluciones. Estamos en un mundo científico, así que el enfoque filosófico de la melancolía clásica y de la depresión moderna propuesto por Hermsen, no goza del mejor contexto para su recepción, pero si queremos evit
ar la variante patológica de la melancolía que aparece cuando predomina el sentimiento de angustia frente a la pérdida, nos conviene tener en cuenta otros enfoque, ya que hoy estamos peor preparados que nunca por el debilitamiento de estructuras (familia, estado, religión) que hasta hace poco gozaban de más prestigio y eran más eficaces en apoyo a las personas en situación de angustia. Hoy estamos peor preparados que nunca para afrontar situaciones que requieran el cuidado y apoyo del entorno. Y una de las razones para que esto ocurra es el continuo recurso a etiquetas de identidad, como fe, clase, raza o sexo, a las que se refiere Kwame Anthony Appiah en Las mentiras que nos unen, que prococa la división del mundo en grupos que se hostigan continuamente. A nivel individual, además, la absoluta dependencia de tecnologías de comunicación que nos encasillan, etiquetan y limitan con el imperio del "me gusta", nos convierte en presas de nuestra identidad digital, pues nos incapacita para la crítica, pues la diferencia se interpreta siempre como una ofensa y no como una oportunidad para el debate, que es la lógica en que debe basarse todo sistema democrático. 


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