viernes, noviembre 25, 2016

Varados en Río, Javier Montes.

Fuente

No, no es eso. Es lo que imagino que Chacel pensaría tras la lectura del texto de Javier Montes a propósito del exilio de la autora en Río. No, no es eso. También lo piensa Ana Rodríguez Fischer, autora de una monumental tesis sobre la obra chaceliana y que inauguró una secuela magnífica de estudios académicos sobre la narradora. No, efectivamente, no es eso. Pero que a estas alturas, alguien se acuerde de Chacel, la rescate de su pernicioso olvido, no deja de ser motivo de alegría. Quizás el misterio, el sofisticadísimo mundo chaceliano asome en ocasiones en el fraseo del texto, pero desde luego hay muchas cosas que chirrían. A Ana Rodríguez no se le escapa ni una de ellas, pero la más singular, la que Chacel no perdonaría es el intento de elevar la anécdota al centro del relato. Ni siquiera cuando sólo disponía de anécdotas como único material para reconstruir la vida de sus personajes, véase el caso de Teresa Mancha, les concedió espacio en su literatura. Se pudo siempre permitir el lujo de desecharlas porque lo que le interesó siempre fue la vida de las ideas, y esa sólo y siempre es el resultado de un pensar duro que luego se manifiesta en una implacable e impecable forma de articular textos de una profundidad filosófica sólo posible cuando se tiene una insobornable lucidez y honestidad a la altura de un conocimiento exquisito de la propia lengua. De haber leído Javier Montes más obra de Chacel y con más profundidad, no se le  escaparía este nada pequeño detalle. No, Javier Montes no debió de haber leído su gran obra La Sinrazón. De haberlo hecho, no se hubiera atrevido a ser tan explícito en asuntos que la misma Chacel nunca dejó zanjados. Claro que, estar a la altura de doña Rosa ya comprendemos que es empresa imposible y acobardarse tendría como resultado el silencio. Y tampoco es eso. Así que yo agradezco el atrevimiento de Montes, Por qué no. Por qué no intentar comprender desde las capacidades de uno mismo, aunque se reconozcan limitadísimas al lado de una inteligencia tan desbordante. Yo agradezco a Montes que haya hecho el viaje a Valença que a mi también me gustaría haber hecho y no voy a hacer. Me gustaría seguir los pasos de Rosa en ese ómnibus, como él hizo, y sacar mis conclusiones también. Serían tan tristes como las de Javier, al comprobar el deplorable olvido de Rosa en esos lugares míticos en que vivió exiliada tanto años. Imperdonable. Ojalá que este texto sirva a muchas personas para entrar en el delicioso y sugerente mundo chaceliano. Es salud para el espíritu. Es impagable. Así que, a pesar de todo, gracias Javier. 

martes, noviembre 22, 2016

prextinción

Sois insoportables. Todos todos vosotros. Los que votais.  Los que alardeáis de no hacerlo. Los que en la sauna habláis de fútbol y hacéis repugnantes estiramientos. Los que escupís en la piscina. Los que adorais a Baudelaire. Los que adorais a Ronaldo. Los que dedicáis vuestras horas de trabajo a invertir en bolsa. Los que nos consideráis heroínas a las que hablamos duro.  Todos los apáticos buenrollistas a los que ya os tiemblan las piernas ante el inesperado triunfo facilón y terminal de vuestra broma infinita. Cansados de prostituir la carne os habéis atrevido con las palabras y estáis muriendo atragantados por la hinchazón de significados tóxicos que son impronunciables. Que rematadamente tontos que sois, apáticos. Lo peor de las especies que se extinguen es su desconocimiento de la inminencia del hecho. O lo mejor, así no pueden vacunarse.

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Necios consumidores de culturas de superheroes de cartón piedra que se os fueron de las manos ya hace mucho tiempo. Los críticos desnortados les concedisteis el olimpo de los mitos porque os llamaban viejunos. Los "homes buenos et corregidores" no habeis dudado al entregarles el estrado y las llaves de la ciudad. Una luz cegadora e inocua inundó todo vuestro mundo del color de la única onomatopeya permitida, la del orgasmo múltiple por real decreto de vuestro gobierno post  (...)

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viernes, noviembre 18, 2016

martes, noviembre 15, 2016

Es insoportable la levedad del no ser

Cada día me presentan a un nuevo apático. Suelen ser ejemplares machos de cierta altura y pelo más bien escaso. Sé que son apáticos no por su tediosa existencia, puesto que non dan señales de abandono ni diagnóstico DSM de nuevo cuño. Lo sé por la indisimulada contradicción entre su prepotente sonrisa y su mirada sumisa. Suelen ser, los apáticos, personas de imaginarios pasados gloriosos y presentes gloriosamente inmerecidos. A veces, son individuos muy jóvenes, lo que hace difícil su parametrización, pues no corresponde su edad con el volumen de episodios requeridos para mutar en apático, así que concluimos que la apatía por imitación es un riesgo ya no potencial, sino un hecho positivo. Crecen y se multiplican como los perros, pero no se jactan de pertenecer a ninguna secta, pues así es como definen a cualquier reunión de individuos que non tenga por objeto el puro ocio y el puro compartir nadas de colores. Podríamos reconocerlos como individuos alienados, puesto que sus miradas, a veces perdidas, apuntan siempre a una dirección correcta. Son curiosos, porque siendo apáticos a más no poder, están siempre vigilantes de que su especie no se vea mermada de efectivos como consecuencia de modas en políticas de natalidad que implicarían ciertas ventajas para sus cónyuges....

lunes, noviembre 14, 2016

Votad, votad, estúpidos!

te lanzan el hueso de la democracia y tú, estúpido, vas y agarras el voto entre los dientes, como si te fuese la vida en ello, y lo llevas a la huevera, como poniendo cada cosa en su lugar, como uniendo formas y colores de teorías de conjuntos que ya un día muy lejano se te instalaron en esa cabecita tuya tan obediente y acomodaticia, se diría, estúpido, que incluso sientes placer en el momento de introducirla en el agujero, porque de eso también te preñaron, de cosas que se meten en cosas, y luego no hay manera de sacarlas, pero que hay que seguir metiéndolas, y metiéndolas, jodiéndolas y jodiéndolas, aunque tengas que perder la vida empujando hasta que esté bien dentro, aunque sepas que la vas a vomitar nada más salir del recinto sagrado del colegio electoral, que es la casa de todos, de todos los perros que quieren su hueso, sólo eso, ni más ni menos, el hueso, el relicario de la profecía inmarcesible y evanescente que os asegurará un lugar en la república imaginaria de los sueños del perro más estúpido de la polis, y ahí seguís, creciendo y multiplicándoos por divisores que diseñan estados, por títeres que os lanzan hologramas hueso que sacian todas vuestras glándulas, pobres estúpidos de incontables días de angustia, si mirárais al suelo, en vez de a esos preciosos cerditos voladores que decoran los dispensarios, veríais vuestros pies hinchados hundirse en el humedal de vuestros olvidados deseos...[acompaña sonido de bocas que se abren y cierran por diversas causas, todas igual de legítimas].


Escenario hipotético: Un colegio electoral típico, con sus perros alrededor de la urna de plástico desgastado y con tapa rosa. Por el suelo esparcidos votos-hueso-hueveras y al fondo un mostrador con castillos de naipes ilustrados con las razas de perros exóticos. Habrá cortinas de humo de color acorde con la cartelería de las diferentes pociones de huesos. No habrá niños, No habrá niñas. No habrá perras ni mujeres. No forman parte del censo. Permanecen en las plazas sosteniendo carteles que representan diversos tipos de huesos de todo tipo de vertebrados. 

miércoles, noviembre 09, 2016

The original text by Zoe Leonard | I want a president...

Fonte
A traducción, máis ou menos literal:
quiero una bollera para presidenta. quiero para presidentx a alguien con sida y quiero un vicepresidente marica y quiero a alguien sin seguro médico y quiero a alguien que haya crecido en un lugar tan contaminado que acabará contrayendo leucemia. quiero una presidenta que haya abortado a los 16 y a un candidatx que no sea lo mejor entre dos males y quiero un presidentx cuyo último amante haya muerto de sida, y que siga teniendo esas imágenes detrás de sus ojos cada vez que se acuesta, que haya abrazado a su amor sabiendo que estaba muriendo. quiero un presidentx que no tenga aire acondicionado, un presidentx que haya hecho cola en un hospital, en la oficina del inem o en planificación familiar. quiero un presidentx que haya estado en paro, a quien hayan echado de su trabajo y que haya sido agredidx sexualmente, o por su identidad sexual, que haya sido deportadx. Quiero a alguien que haya pasado una noche en la cárcel y que haya tenido en su jardín una cruz en llamas y haya sobrevivido a una violación. quiero un presidentx que haya amado y haya sufrido, que respete el sexo. alguien que haya cometido errores y haya aprendido de ellos. quiero una presidenta negra. quiero alguien con los dientes cariados y orgullo, alguien que haya comido bazofia de hospital. quiero un presidentx trans y que haya sido drogadictx y que vaya a terapia. quiero alguien acusadx de desobediencia civil. y quiero saber por qué esto no es posible, quiero saber cuándo y quién decidió que un presidentx ha de ser un mamarracho: siempre un chulo y nunca una puta. siempre el jefe y nunca un trabajador. siempre un farsante, siempre un ladrón al que no condenarán nunca.
(Pese a todo, eu quería a Hillary como presidenta)

martes, noviembre 08, 2016



El mundo se ha vuelto completamente insoportable. Lo hortera hace irrespirable una atmósfera que ya estaba viciada, y los miasmas han adquirido la categoría de mérito superior. Afortunadamente, en las entretelas de la miseria la belleza sobrevive. A mí se me ha arreglado el día disfrutando de la insobornable sonrisa de Ana y, claro, con su violín el delirio es tal que hay que compartirlo.