viernes, marzo 15, 2013

Retomando a palabra, O funambulista coxo.

Ao funambulista coxo, sígoo dende o xurásico blogueiro, por iso lle teño un especial cariño, bueno, por iso e por que non o coñezo, condición, para min, xa case indispensable para conservar o mínimo de capacidade de admiración que preciso para vivir.  Poucas veces prendín a súa ligazón na miña páxina porque hai sitios aos que non vou coa rutina do quen abre un xornal sabendo que cicais a única sorpresa que lle depara é o resultado dun partido que non lle interesa o máis mínimo. Ao funambulista visítoo pouco e con certo reparo. A austeridade do seu caderno e dos seus textos obrigan a unha lectura atenta e ás veces fastidiosa nesa medida xusta que eu preciso para decatarme de que hai que ir a modo coas inxestións textuais. Non sei se as reflexións que fai sobre as infinitas lecturas que anota son acaídas ou non, se se deixa guiar por un teima incoscientemente revolucionaria que o fai derivar por unha beira determinada da filosofía ou non, pero tampouco me interesa. O que atopo verdadeiramente atraente é a súa capacidade para establecer ligazóns entre ideas diversas artellando en cada post unha especie de arañeira conceptual que sacrifica deliberadamente, eso sí que o aprecio, a interesada levedade do que procura un lector, en aras dunha peza que veña para quedar chantada no tecido da súa escrita. Se agora as súas reflexións acadan a gracia do perduráble mellor que mellor. En Estaleiro Editora atopo, tamén, moita lectura interesante da que dar conta. 

jueves, marzo 14, 2013

Elixe ou deseña o teu papanatismo...

Fotografía tirada no Bar O Trampitán de Castel Gandolfo

El papa pagó la cuenta del hotel para dar ejemplo. Diario Clarín

¡Se llama Francisco y no Francisco I. Francisco y basta!. (Jefe de prensa del Vaticano. Diario Clarín)

"Mirá, decí que no hay papisa, si no te estoy disputando algún lugar" (Cristina F. Kirchner. Diario La Nación. 15.3.2013)

El presidente Hugo Chávez se encuentra ahora frente a Cristo y alguna cosa influyó para que se convoque a un papa suramericano. (lostiempos.com)

Matrimonio entre homosexuales, identidad de género, eutanasia y uso de preservativos, so nalgunos de los temas a los cuales se opone el nuevo papa. (elespectador.com)

La cuenta papal de twitter vuelve a la actividad.(elespectador.com)

Que Dios os perdone por lo que habéis hecho. (Papa Francisco a los cardenales que le eligieron.Diario Los Tiempos, Bolivia).

Mientras los miles de fieles católicos aguardaban el muy esperado resultado del cónclave una gaviota sin explicación se postró sobre la chimenea de la capilla Sixtina donde los 115 cardenales realizaban la elección papal después de los dos intentos emprendidos durante la reunión (prensalibre.cr) 

El papa Francisco I es un jesuita con una sólida formación académica, considerado un hombre dialogante y moderado, amante del tango e hincha del equipo de fútbol de San Lorenzo. (Diario El Nacional Caracas)

La misma mano de Dios que ayudó a meter un gol contra el equipo inglés en 1986 fue la que trajo el papa argentino (Maradona. Diario Excelsior)

to be continued....

y algunas verdades incómodas...

Sobre la herencia de Bergoglio: "Ignazio Ingrao, vaticanista del semanario italiano Panorama, revela algunos secretos de la investigación que Benedicto XVI no se atrevió a difundir: en la investigación se describe una iglesia llena de intereses, relaciones "inconfesables", ambiciones, lobbies económicos y la existencia de un grupo "gay" (el Nacional-Caracas)

Hay una hipocresía que tiene que ver con toda la conducta de la iglesia; y Bergoglio en particular". Dijo Estela de la Cuadra, hija de una cofundadora de las Abuelas de la Plaza de Mayo.

Las propias declaraciones de Bergoglio demostraron que los funiconarios de la iglesia sabían desde casi el inicio que la junta estaba matando y torturando a sus ciudadanos aún cuando la iglesia apoyaba públicamente a los dictadores. [Miriam Bregman, abogada por los derechos humanos a The Associated Press (El Observador, Uruguay)]

miércoles, marzo 06, 2013

Mi tristeza me da muchas alegrías

William Blake
Mi tristeza me da muchas alegrías, es por puro egoísmo que no quiero compartirla, la necesito toda para mí. Como mucho me brindo a aconsejar a algún despistado defensor del optimismo a ultranza de las ventajas del sufrimiento. Cada uno ha de trabajarse su desesperación si quiere rentabilizar los sinsabores de su prescindibilidad. No es fácil enfrentarse con absoluta cobardía al fracaso, al desprecio, y mucho menos a los engaños de un éxito fugaz. Mi tristeza me cuesta lo mío. La pago cada día en divisas cuyo valor de referencia es un patrón intangible. Para entendernos, es un producto de altísimo riesgo que sólo interesa a espíritus aventureros, extremadamente inseguros y por ello dispuestos a asumir las consecuencias de derrotas estratégicamente programadas. Mi tristeza me pertenece en exclusiva, es el caldo en el que cultivo mis infinitos proyectos imposibles, los que dan sentido a mi existencia. Cuando se juega con un límite tan absurdamente insignificante en sus coordenadas espacio-temporales hay que extraer el máximo partido a lo efímero. Digamos que hay que encontrar el equilibrio entre la valentía para emprender lo imposible y la cobardía para abandonar la seguridad de una meta. Con la tristeza me construyo una habitación propia poblada por personajes tan irreales como todos los seres imprescindibles para mi afanándose por diseñar escenarios oníricos que se desvanecen en cuanto suenan las campanas de la irrefrenable realidad. Llorar, desesperarme, encontrarme de repente con el final del bucle me hace crecer a un ritmo inhumano, por eso aliento el absurdo, la contradicción y busco desesperadamente  una bifurcación en que perderme. Todo con tal de no ver sucumbir al efecto óptico de ver las cosas con la vulgar nitidez de la racionalidad impostada. No es fácil, lo reconozco, no ver en ello una actitud autoflagelante o incluso masoquista. Pero la cosa no va por ahí. Los que escudriñaron en el inconsciente durante décadas acabaron diseñando teorías que pueden consolar a unos pocos atrevidos que se arriesgan a inmersiones terapéuticas que como mucho les liberan de unos cuantos interrogantes a costa de vaciarles el bolsillo. La cuestión es otra. Mucho más simple. Podría servir la palabra reconciliación, si por supuesto la liberamos de todos los sesgos religiosos. ¿pero quien puede a estas alturas del progreso liberar a las palabras de todos los aditivos acumulados tras tantas cincunvoluciones culturales? Puede ayudar mucho, si no se quiere sucumbir en una lucha absurda, liberarse de las palabras. Que no es fácil, incluso que es imposible ya lo demuestra este miserable intento de materializar con signos lo imposible. Pero ¿veis? es precisamente uno de esos proyectos imposibles pero imprescindibles de los que os hablé. Pero afronto con cobardía la seguridad de una meta: no ser comprendida en absoluto.

martes, marzo 05, 2013

Yo voy de Bárcenas...

Es que la actualidad está muy cutre, Iago. Corrupución, pederastia, lobbies gays vaticanos, extorsiones, mafias rusas y rosas elegidas democráticamente u onerosa genuflexión (sic) mediante, desgobiernos de tecnócratas y/o antipolíticos por sufragio universal....la realidad está de mata, y aunque nos sabemos parte de ella, unas pocas palabras que le dediquemos pueden ser una dosis letal para los alérgicos a lo feo. La vergüenza que sentimos de ser una pieza, aunque involuntaria, de este cochambroso puzzle conlleva, en democracia, un sentimiento de culpa tan asquerosamente pegajoso como el religioso... No te puedes quitar de encima el pecado original ni tampoco la responsabilidad de haber votado, o no, a los canallas que nos gobienan o aspiran a ello. Pues vamos entonces, ya que me lo pides, I. a tomar partido. No tengo que pensarlo mucho, además me lo pide el cuerpo: yo voy de Bárcenas. Decidme si le falta algo para ser el villano irresistible ¿verdad que no? Si lo llevásemos a la gran pantalla, creo incluso, que sería el único que podría hacer de sí mismo con la misma solvencia con la que abre una cuenta en Suíza. Y no estoy frivolizando en absoluto, que diría María Antonia Iglesias o cualquier recién descongelado tertuliano para el Bárcenas Full Time TV. Porque si se trata de buenos y malos yo tengo clarísimo que B. es de los primeros y con certificado de buena conducta, si me apuran. En apariencia no es así, lo sé, pero analicen un poco. En toda sociedad bien organizada están los tramposos, por un lado, y los que ejercen el control social, como dicen los psicólogos, por otro. Aparentemente B. sería de los primeros, un malo clarísimo y nuestros representantes a nuestro pesar, serían los buenérrimos de guión. Pero resulta que B. ha sido coherente con su oficio de malo, y esa coherencia, que mantiene a capa y peineta, esa fidelidad a su programa, es lo que le hace digno, dignísimo. Si se hubiese hecho bueno en algún momento, si le hubiera tentado, por ejemplo la política honrada, nos habría engañado a todos, tendría alguna mancha en su expediente, pero se ha esforzado en retorcer, forzar y convencer con tal arte las entretelas de las leyes de los buenos que les ha endilgado a ellos todo lo que tenga que ver con extorsión, prevaricación, engaño, fraude, robo, etc. Han sido lo que fueron contratados (¿o elegidos?) para buenos, los que pactaron con el diablo, no al revés. Han sido los chicos más listos y obedientes de la clase los que nos vendieron por dos canicas. El malo sólo tomó nota en unos papeles muy cutres, vale, pero que pueden tener más valor que todos los discursos pasado, presente y futuros de M.R. Pobre B.. Me lo imagino repantingado en su sofá de cuero viendo el telediario de la uno. Pero bueno, ¿como que no tengo ya despacho? ¿como que ya no trabajo ahí? ¿pero qué hacen con mis ordenadores?. Yo también iría a la comisaría más próxima a denunciar al lerdo de mi jefe si mi despido tuviera una transcendencia mediática que me asegurara una entrada de dos páginas en el Diccionario de la Real Academia de la Historia. Pobre B. ¿cuántas sorpresas más le deparará la prensa diaria? ¿con qué desayunará mañana? ¿le acusarán de ser un amante despechado de D.de C.? ¿le aplicarán un finiquito simuladamente diferido? Que B. es bueno, que siiiiiiiiii, pero si con sólo levantar un dedo deja en cueros a todo el gobierno de un país y sacude las alfombras de media España, vamos que no....yo pido una iniciativa popular para recoger firmas en su apoyo...ahora que claro, es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados, y con tanto lío quién sabe ya quien es la gente....

viernes, marzo 01, 2013

Leed, a pesar de los reglamentos...

Rachel Whiteread
Henry Thoreau es un desconocido excepto para lectores omnívoros y cíclicos buscadores de textos terapéuritos contra la alienación y otros síntomas de las injusticias sociales que amenazan con matar lo intangible. Lo traigo hoy aquí para dedicárselo a todos los amantes de los reglamentos. Especialmente de los  más absurdos, que suelen ser también, afortunadamente, los menos respetados, como los de bibliotecas, archivos y otros lugares sólo rentables para los incondiconales de la literatura del género de moda, que suele ser de lo peor y lo más leído. Lo traigo aquí para calmar las conciencias de los que se saltan unas estúpidas cláusulas inventadas por gestores ociosos y atribulados. Los respetuosos con los reglamentos, excepto románticos supervivientes de los buenos oficios en extinción, sueles ser fáciles de detectar, porque son casi todos, son los que no arriesgan absolutamente nada, los que han conseguido, generalmente por la vía de la suerte siempre tan injusta, o las malas artes, siempre tan de moda en nuestro solar patrio, un puesto que les permite justificar su existencia profesional diaria gracias al no, a la apatía como valor añadido, al obstáculo al placer por la lectura, por el saber, por una incurable atrofia del órgano o aparato o área cerebral encargada de cosas como la curiosidad, la empatía, la generosidad, la creatividad y, en general, de todo lo positivo que constituye el combustible para hacer que los pueblos sean comunidades preocupadas por el progreso y el bienestar de la comunidad. A todos los que respetais el reglamento, que sois mayoría, me gustaría que probáseis un día, poco a poco a mirar a los ojos de vuestros usuarios, a vuestros lectores, a los que gustais llamar también clientes. Atreveos a observarlos atentamente. Puede que entre ellos reconozcais a algún futuro H.Thoreau, y sintáis una necesitad superior al mecánico gesto de aplicar una cláusula y poner un sello en la primera hoja del libro que se lleve en préstamo. Probad. Non queman. No huelen. Son personas. Respiran. Leen. No son enemigos. Si. Han hecho que os levantéis de vuestros asientos y os han preguntado cosas obvias para vosotros. Pero no tenéis que decidir qué dosis ni qué sustancias inyectarles para que sobrevivan. No tenéis que decidir si son culpables o inocentes. No tenéis que convencerlos de las ventajas de un viaje con vuestro operador. No tenéis que tomarle medidas ni acercaros a ellos para comprobar que no llevan objetos cortantes. Sólo tenéis que alargar el brazo, darle el libro y despedirlos con una sonrisa de reglamento. Lo mejor que Harvard le ofreció a Thoreau fue su biblioteca. La visitó incluso ya graduado, y, sólo pudo seguir sacando libros después de una batalla burocrático-administrativa, pues las normas no lo permitían. Igual que hoy no dejáis más de tres libros al único usuario que os visita en una jornada y que sabéis y sabe que no os necesita. Sólo pasaba por allí y le llamó la atención tanto despliegue de luces y estanterías llenas a rebosar de libros. O a aquel que vino de lejos para consultar una tesis que guardáis celosamente en el arcano de vuestros depósitos para comprobar unos datos que harían quizás avanzar en un par de años la investigación sobre la incidencia de la alienación profesional en la decadencia de la sociedad. Sois solidarios con las sanciones en una interpretación ciertamente democrática del concepto de disciplina. Estáis rodeados de sabiduría y os empeñáis en ser heraldos de la estupidez. No pensáis en Borges, os marea imaginar siquiera bifurcaciones, porque son encrucijadas. Son alarmas de un diagrama de flujo que obviais con sólo ojear el delicioso efecto sedante de una cláusaula de vuestro reglamento. Es curioso el efecto artístico de vuestro trabajo.