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Querido Juan Pedro, tengo que escribirte y desde luego tengo que hacerlo a modo de carta abierta porque quiero que alguien ahí fuera escuche esto. Tu precioso libro, ese Retrato de Artista en el Destierro, título sólo comparable en belleza al original joyceano, es inencontrable.
Cuesta imaginar cómo puede suceder esto con un libro editado hace bien poco, en 2004 y siendo su autor ni más ni menos que el caballero Quiñonero, uno de nuestros más nobles letristas y defensores de la causa literaria.
Solo a través de los obscuros vericuetos de los pasillos de los burócratas he conseguido hacerme con una copia que únicamente puedo consultar intramuros en mi biblioteca y previo pago de una alcabala tan injusta como anacrónica. Menos mal amigo artista desterrado, que soy bibliotecaria de numero y archivera de capa y espada. Esta afrenta contra natura y contra el progreso y la investigación no quedará impune. Voy a interponer cuanto recurso o fuerza me sean menester para derribar este pequeño pero dañino muro que se interpone entre mi empeño y tu obra.
Solo delinquiendo parece posible en este país de tontos del bote hacer cosas normales como leer a nuestras mejores plumas e investigar sobre ellas para compartir la felicidad de la belleza de la palabra.
Ya teníamos todos una deuda impagable contigo por habernos traído a la gran Rosa Chacel a la palestra de aquella España olvidadiza, pero ahora, cada vez que paso una temporada en el infierno y veo ese París que retratas hora a hora casi y leo esos textos refrescantes y amables, me pregunto cómo, cómo se puede rejuvenecer tanto cumpliendo años. Tu blog es un regalo para todos los sentidos. Ahí te encontré, en la red, ¡qué imperdonable que no nos haya presentado un poco más formalmente la cultura de esta España inexistente!. Cuánta palabrería hay que atravesar para llegar a vosotros, los hilanderos, las eruditas. No sé si llegué a tiempo pero me quedo contigo artista, en el destierro, que es el paraíso.
Aún no he dado cuenta completa de su retrato, pero ya puedo decir que el camino está despejado y que a las personas interesadas en conocer un poco más en profundidad aquella España negra, gris e insípida, tienen aquí una guía imprescindible, realmente sólo digerible por las continuas referencias literarias, musicales y culturales que su omnímodo autor degustó como fruto de temporada. Un abrazo, Juan Pedro!!!