jueves, abril 09, 2020

Inmunidad de rebaño. La sociedad del desconocimiento

Cada día mueren cientos de personas como consecuencia directa de un mundial y monumental fallo de sistema. El mundo se ha despistado desde hace más de dos décadas, más o menos desde la introducción masiva de las tecnología de la comunicación. Mirar pantallas compulsivamente nos ha hecho perder el tiempo necesario para mantener la profesionalidad en nuestros trabajos. La libertad que hemos disfrutado ha sido consecuencia de un espíritu crítico producto de la revolución de las luces, de la inteligencia, del prestigio de la creación. La creación no tiene apellido. Es arte, es música, es diseño, es invencion de nuevas herramientas y es descubrimiento de nuevas fórmulas para vivir mejor, cuidándonos y cuidando el entorno, que es lo que hace posible la vida. Pero nos hemos despistado; los millones de horas escamoteados a la investigación de verdad en pro de una impostura para estar a la última en cualquier especialidad, en cualquier ámbito del conocimiento se cobran su precio. Lo estamos pagando. La mercantilización del saber vía acumulación del capital cientifico a manos de multinacionales del sector editorial ha dificultado, imposibilitado el acceso a la información mínimo que exige toda tarea de investigación: el análisis previo del conocimiento existente para avanzar el campo de investigación. (quien puede atreverse ahora con repositorios en abierto -este es otro tema- que ofrecen 15.000 artículos sobre coronavirus? La supeditación de la investigación a la obtención de un currículum diseñado con poca empatía por lo social y lo auténtico ha hecho el resto. Y ahora desaparecen vidas. Pero tan grave, si cabe, porque seguirá siendo la garantía de la desaparición de más vidas, es la desaparición de ideas. El sometimiento, la obediencia, la falta de espíritu crítico, ya obsesivamente menospreciado por la frivolidad de las redes sociales, está convirtiendo incluso a las personas más intelectualmente inquietas, en individuos temerosos de ofrecer una opinión contraria a la idea dominante. Y la idea dominante se expresa con metáforas bélicas. Nos hemos deslizado por la pendiente del algoritmo y quizá el rebaño inmune no tenga otra visión en el horizonte que  la obsesión por no quedarse atrás en una brecha digital de la que ya no hablaba nadie. Era un concepto demodé. Todos parecíamos estar en la onda. Y no, claro que no. Hay alumnos que no tienen medios para seguir clases virtuales, hay miles de trabajadores que no pueden teletrabajar porque la vida no es estar conectado a un ordenador. Están en riesgo las ideas, amigas y amigos. La ideas son todo lo contrario a un "me gusta" o a la repentización y repetición de unas notas ajenas. Si no compenemos no habrá música. Las notas estarás sólo al servicio de sintetizadores preprogramados para atolondrarnos con monótonas sintonías. Las ideas son la vida, los laboratorios son la vida, las bibliotecas son la vida, los libros son la vida, las ideas originales de los que han pensado antes que nosotros, son la vida. No somos seres virtuales, no somos rebaño; atrevámonos a seguir pensando por nosotrxs mismxs y sobre todo, atrevámonos a escribirlo y debatirlo. Adelante!!

jueves, abril 02, 2020

El presente


Tenemos el presente, y tenemos el pasado. Eso, por mantenernos fieles a la creencia en la existencia de un tiempo lineal, porque en alguna seguridad tenemos que anclarnos para observar el paisaje. Son dos elementos sobre los que reflexionar, pero parece que no hay tiempo. De modo que, sin querer, hemos girado, ya no estamos en la linealidad. Pero disimulemos, mantengámonos firmes para doblegar esta línea que ya no nos da seguridad pero es la que tenemos. ¿qué hacer? Las reflexiones, de las mentes más entrenadas en el pensamiento y la especulación filosófica más conocidas, Zizek, Byung-Chul Han no me convencen, cuando sólo hace unas semanas me deleitaba y complacía en sus lecturas. Ahora  parecen insostenibles. Por una vez me convencen más mis afines, mis compatriotas (a mi, que la patria nunca me emocionó lo más mínimo) como  Arnau Navarro en "la hora de la filosofia", o Muñoz Molina, en El regreso del conocimiento. Tengo pocas seguridades en la vida, pero esta de que el virus se coló por el despiste generalizado y la estulticia mundial no la pongo en duda. Llevamos, al menos 20 años despistados, haciendo como si todo diese absolutamente igual, perdiendo interés en nuestras profesiones y en los valores que nos sostienen como comunidad. La belleza y el bien son rasgos del mismo rostro que el de la sabiduría. Hemos perdido cuando dejamos que se invirtiese la pirámide de valores. Y la cosa se perdió cuando le hemos transmitido a nuestras hijas e hijos esta apatía. De modo que la generación que está ahora al mando, por decirlo muy vulgarmente, es la que ha sido educada en ese desierto de lo real. La filosofía es lo único que nos puede salvar, porque como sostiene Arnau, si no hacemos las preguntas que interesan, la ciencia no se pondrá a especular para obtener las respuestas. Pero ¿hay alguien en el ágora escuchando?. He vuelto a facebook, una red de la que huí despavorida en 2008 y no me reconozco en los miles de comentarios que en esta situación de supervivencia siguen hablando de intereses políticos, intereses económicos y falta absoluta de piedad. Mi abuelo, si te quedabas mirando un objeto, recuerdo, se levantaba y te lo acercaba. Mi madre se mostraba contrariada por no poder visitar a enfermos desconocidos. A mi siempre me pareció exagerado ese afán de mis ancestros del bien por el bien, como el arte por el arte; hasta ahora no supe que era la clave de la supervivencia. Una palabra esta, que una amiga, L. mencionó hace un par de meses antes de la pandemia para animar a mi comunidad universitaria a recuperar el valor de la información científica y la colaboración como elemento de salvación. Se rieron. Que broma macabra, porque estoy segura de que ella, la más desvalida, la más ignorada y vulnerable, estoy segura de que sobrevivirá. Porque la sentatez salva. Un abrazo a todas y todos. Seguiremos por aquí. Siempre aportando. 

PD. los comentarios, como la mayoría me los hacéis llegar por whatsapp y considero que son voces siempre sensatas, los comparto, aquí; los blogs, lamentablemente han pasado casi a ser arqueología, pero es necesario levantar piedras, así que ¡vamos allá!