lunes, julio 15, 2013
Raquel se marchó....
El amor, esa fuerza que lo mismo te hace escupir un soneto que besar un escorpión en su deliciosa e incontrolable voluptuosidad, no retuvo a Raquel, no pudo quedarse, era demasiado amor y renunciar a su país exigiría abrir un libro de cuentas que cortaría las alas de la pureza con la que te amaba. Está lejos, a un tiro de Boeing, está en el país más admirado por Zweig, aunque no tanto, es verdad, como para amarrarlo a la vida. Brasil acogió al expulsado por pensar y sentir como un hombre, y acoge a una de sus hijas, a Raquel, a la que dejó volar un día para que conociese el amor. El amor y la estupidez de un país que desprecia el talento como despreciaba hace escasos años a los que no podían demostrar no tener ascendencia judía. Porque en España la "limpieza de sangre", aún es requisito imprescindible. Si ahora hay que demostrar que se la tiene podrida, la sangre digo, eso es sólo cuestión de moda. ¿o es que los imbéciles, los idiotas y los petrimetres y botarates iban a seguir conformádonse con su eterno papel de segundones? Raquel sobraba, ella lo sabía, pero se resistió hasta que no pudo más, hasta que le negaron la dignidad de reconocerle que hablaba con talento su lengua materna. España nos lleva echando desde que nacimos lo que pasa es que no se daba cuenta, ni ella, España, ni nosotros, apátridas involuntarios que nos orgullecemos de pertenecer a la estirpe de los crédulos. Debieron de ser muchos los que construyeron este insoportable solar patrio, a veces dudo de si esta marca, como la llaman ahora, no sea un revival de Ikea para conmemorar no sé que batalla en qué campos cataláunicos o suecos, porque mira tú lo que les ha quedado, un monumental basurero de mierda (los restos fecales eran una incómoda figura retórica) donde los que hablan en nombre de la dignidad no pueden soportar sus propios mefíticos discursos. Vomitar no alivia tanto como parece, escribir tampoco, pero saber el camino de vuelta al amor, eso sí que es bello, y Raquel lo sabe, yo, por supuesto, también.
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1 comentario:
¡Guau!
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