viernes, marzo 01, 2013

Leed, a pesar de los reglamentos...

Rachel Whiteread
Henry Thoreau es un desconocido excepto para lectores omnívoros y cíclicos buscadores de textos terapéuritos contra la alienación y otros síntomas de las injusticias sociales que amenazan con matar lo intangible. Lo traigo hoy aquí para dedicárselo a todos los amantes de los reglamentos. Especialmente de los  más absurdos, que suelen ser también, afortunadamente, los menos respetados, como los de bibliotecas, archivos y otros lugares sólo rentables para los incondiconales de la literatura del género de moda, que suele ser de lo peor y lo más leído. Lo traigo aquí para calmar las conciencias de los que se saltan unas estúpidas cláusulas inventadas por gestores ociosos y atribulados. Los respetuosos con los reglamentos, excepto románticos supervivientes de los buenos oficios en extinción, sueles ser fáciles de detectar, porque son casi todos, son los que no arriesgan absolutamente nada, los que han conseguido, generalmente por la vía de la suerte siempre tan injusta, o las malas artes, siempre tan de moda en nuestro solar patrio, un puesto que les permite justificar su existencia profesional diaria gracias al no, a la apatía como valor añadido, al obstáculo al placer por la lectura, por el saber, por una incurable atrofia del órgano o aparato o área cerebral encargada de cosas como la curiosidad, la empatía, la generosidad, la creatividad y, en general, de todo lo positivo que constituye el combustible para hacer que los pueblos sean comunidades preocupadas por el progreso y el bienestar de la comunidad. A todos los que respetais el reglamento, que sois mayoría, me gustaría que probáseis un día, poco a poco a mirar a los ojos de vuestros usuarios, a vuestros lectores, a los que gustais llamar también clientes. Atreveos a observarlos atentamente. Puede que entre ellos reconozcais a algún futuro H.Thoreau, y sintáis una necesitad superior al mecánico gesto de aplicar una cláusula y poner un sello en la primera hoja del libro que se lleve en préstamo. Probad. Non queman. No huelen. Son personas. Respiran. Leen. No son enemigos. Si. Han hecho que os levantéis de vuestros asientos y os han preguntado cosas obvias para vosotros. Pero no tenéis que decidir qué dosis ni qué sustancias inyectarles para que sobrevivan. No tenéis que decidir si son culpables o inocentes. No tenéis que convencerlos de las ventajas de un viaje con vuestro operador. No tenéis que tomarle medidas ni acercaros a ellos para comprobar que no llevan objetos cortantes. Sólo tenéis que alargar el brazo, darle el libro y despedirlos con una sonrisa de reglamento. Lo mejor que Harvard le ofreció a Thoreau fue su biblioteca. La visitó incluso ya graduado, y, sólo pudo seguir sacando libros después de una batalla burocrático-administrativa, pues las normas no lo permitían. Igual que hoy no dejáis más de tres libros al único usuario que os visita en una jornada y que sabéis y sabe que no os necesita. Sólo pasaba por allí y le llamó la atención tanto despliegue de luces y estanterías llenas a rebosar de libros. O a aquel que vino de lejos para consultar una tesis que guardáis celosamente en el arcano de vuestros depósitos para comprobar unos datos que harían quizás avanzar en un par de años la investigación sobre la incidencia de la alienación profesional en la decadencia de la sociedad. Sois solidarios con las sanciones en una interpretación ciertamente democrática del concepto de disciplina. Estáis rodeados de sabiduría y os empeñáis en ser heraldos de la estupidez. No pensáis en Borges, os marea imaginar siquiera bifurcaciones, porque son encrucijadas. Son alarmas de un diagrama de flujo que obviais con sólo ojear el delicioso efecto sedante de una cláusaula de vuestro reglamento. Es curioso el efecto artístico de vuestro trabajo. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ana :
Me gustan mucho tus artículos , pero yo te sugiero que comentes algo que esté de actualidad,no quiero decir que sean malos , al contrario , pero hay que modernizarlos un poco.

Besitos
Iago
Hijo de Poli

Anónimo dijo...

Eso sí sin pasarse .
Iago
Hijo de Poli

Ana Bande dijo...

jajajaja, vale Iago, recibido, pero ¿me dejas que diga realmente lo que pienso de la dimisión del papa?, o mejor ¿publicamos la interesante entrevista que te hice al respecto? un besazo cariño!