Foto. Quiñonero. |
Esta angustia que transmite Quiñonero sólo puede rebajarse hasta hacerse soportable por su misma actitud...sus palabras no sólo son un consuelo, son un grito desesperado que nos ancla a la única salvación posible, la búsqueda de la belleza, que no es sino el bien. Estas son sus humildes y cálidas palabras. A ellas me sujeto:
Mi paisano Ramón Gaya dice en algún lugar que la realidad, la naturaleza, son sagradas… Observando lo real, amando lo real, incluso en sus rostros menos amables, es donde yo encuentro la razón de casi todo, que no siempre es muy amable. Pero incluso en la más rematada fealdad es posible encontrar rastros, huellas, destellos de algo sagrado, indisociable de nuestra naturaleza, cuando está habitada por el alma de las palabras, el Verbo, que también puede ser cosa visual. Véase Goya, claro.
¡Gracias J.P.!
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO
No hay comentarios:
Publicar un comentario