lunes, noviembre 21, 2011

El temple de los hombres






De puro ancestral y antidiluviano había que calificar las primeras palabras del elegido. Como ciudadanos libres parece que no nos es ni legítimo cuestionar el resultado de las elecciones, puesto que se trata ni más ni menos que de la voluntad popular, el derecho más sagrado que graciosamente nos otorga nuestra ley de leyes. El pueblo habló, muy cierto. Muy alto y muy claro además. Pero aceptar democráticamente unos resultados tajantes no implica en modo alguno pasividad y resignación. No implica sometimiento al imperio del voto porque precisamente la democracia consiste en evitar la concentración de poder en cualquiera de sus modalidades, no por históricas menos amenazantes. Llámese imperio, dictadura, absolutismo, etc. Quizás el efecto más pernicioso de la crisis financiera sea el sometimiento de las ideologías y de la política a la tiranía de los mercados. Nunca tan claro como ahora el despiste de los gobernantes a la hora de contener la insaciabilidad financiera de una economía que bajo las faldas del liberalismo nos ha contagiado absolutamente a todos. Los socialdemócratas han tenido que olvidar de un plumazo los principios que justifican sus programas, los conservadores se alzan con la bandera de la justicia social, los nacionalistas siguen entretenidos con sus problemas identitarios como si con ellos no fuera ni la prima de riesgo, ni el paro, nin el déficit. En este contexto y no en otro aparece el elegido. El pueblo sólo tenía que decidir entre dos miedos, el miedo viejo a la inoperancia de la buenas intenciones del partido al que le tocó bailar con el más feo y el miedo nuevo a la pérdida de los derechos más básicos que había tardado décadas en alcanzar. Era sabido que iba a triunfar este último temor. Pero del miedo no se puede esperar gran cosa, todos lo sabemos. El miedo paraliza y deja actuar al arrogante que promete la salvación. Es absolutamente comprensible que una sociedad poco habituada al riesgo y acomodaticia haya otorgado su confianza a la voz aparentemente más resolutiva. Pero de ahí a deponer la voz hay una gran distancia, justamente la distancia que nos separa de una regresión que no nos podemos volver a permitir. Antes incluso de finalizar el escrutinio ya Don Mariano nos leía anoche sus nada improvisadas palabras que parecían sacadas de una de esas enciclopedias tan poco graciosas que exponen hoy los museos pedagógicos. De todas sus consignas, eso del temple de los hombres que según parece se revela a los elegidos en circunstancias apocalípticas, eso, no me gustó nada. Si la verborrea del presidenciable es señal de algo es precisamente de un endiosamiento anacrónico que no favorece a nadie, a él el primero. Por eso es doblemente descorazonador este alarde de fuerza ante la tiranía de los mercados que ya arrasó con otros infinitamente más poderosos que el. El pueblo somos todos, los que tenemos miedo y los que no, por eso es conveniente seguir dando la cara y la batalla y criticando absolutamente todo lo que creamos criticable. El voto no está para taparle la boca a nadie.

10 comentarios:

Ana Cosque dijo...

¿No te gustaron sus palabras? a mí menos me gustaron sus dos primeros gestos en el balcón: dos órdenes a su señora esposa, primero que lo besara y luego que pegara esos absurdos botes. En fin...

Paco E. dijo...

Eu pensei, iluso, que o 20 N. era o da morte do dictador & Cía; agora decátome de que no foi así. O medo é producto da iñorancia e do rebaño; non hai máis que sair á rúa e ver como se comporta e como se move a "xente", consecuencia da inmadurede e da falta de cultura que impera na nosa sociedade. Cada vez estou máis convencido de que a base de todo é a educación, educación pública, claro.
Me cago no último tornillo.
Paco E.

Paco E. dijo...

Eu pensei, iluso, que o 20 N. era o da morte do dictador & Cía; agora decátome de que no foi así. O medo é producto da iñorancia e do rebaño; non hai máis que sair á rúa e ver como se comporta e como se move a "xente", consecuencia da inmadurede e da falta de cultura que impera na nosa sociedade. Cada vez estou máis convencido de que a base de todo é a educación, educación pública, claro.
Me cago no último tornillo.
Paco E.

ana dijo...

Ana, querida, certamente patétito. Esa Elvira sumisa e apocada é unha arrepiante representación do que di paco, unha sociedade inmadura e absolutamente inculta que non reflexiona absolutamente nada...agora ben, ¿que imos agardar do pobo cando a incultura é a marca da casa dos nosos representantes?

Paco, esoutro día, un amigo cuxo nome non vén ao caso contoume con detalle a conversa que mantivo co presidente da xunta nunha cea...pois ben...o noso insigne presidente aparte de facer ostentación dunha ineducación absolutamente de mínimos agasallou aos convidados ¡de pedra" con argumentos tipo "os problemas da seguridade social son culpa da emigración" etc., etc., suponse que temos que rir perante esta ostentación de barbarie?

Paco E. dijo...

Moitos, moitísimos, non saben o queé a emigración. O emigrante, no estricto sentido da palabra, non vai acougar na súa vida porque está convencido, con razón, de que a súa patria é o mundo; en certo modo é, por sorte, un apátrida pero con un sofrimento eterno por non poder vivir e disfrutar das súas vivencias separadas polo tempo, pola distancia e polas necesidades (económicas, políticas, sociais, etc.).
Pero canto impresentable hai. Cagondiós.
Paco E.

ana dijo...

Pois empezamos ben, si señor, coa defenestración do Psoe seica todos os tertuliáns concordan -fíxate ti, agora non parecen responder ás consignas dos seus diarios-, que a oposición estará na rúa, e ¿terán que ser eses relamidos ultradereitistas os que nos teñan que animar a derrubar muros? pois xa postos a empezar ¿que tal un chupinazo na de putación auriense? saúdos irmán!

Paco E. dijo...

As deputacións xa hai moitos anos que tiñan que estar desparecidas. É un despilfarro insostible, pero como á "xente" góstalle ir pedir favores ó xefe a relación feudovasallática durará moito tempo. Qué noxo.
Paco E.

ms dijo...

Hai que lle agradecer á Deputación de Ourense (e nomeadamente ao seu presidente non-electo-pero-si-predilecto) o seu labor durante todos estes anos nos que a provincia deixou de estar á cola de España en cuestións coma índice de desenvolvemento, salarios, pensións, etc.

Paco E. dijo...

¡Hai qué bonito! Agora xa seremos Uropa.
Paco E.

Paco E. dijo...

Quixen decir ¡Ai!, de queixume; de dolor de pelotas que dá ver o desarrollo impresionante que ten a provincia de Ourense, e outras.
Pero qué xeta máis grande.
Paco E.