
Para empezar el camino de la recuperación económica «es imprescindible meter en la cárcel a algunos banqueros», han recomendado economistas del prestigio de James Galbraith, William Blake, George Akerlof y Joseph Stiglitz. «Es preciso un Nürembreg de los especuladores», ha afi rmado Jean Ziegler, que fue relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación durante el período 2000-2008. Sin embargo, el mitifi cado Alan Greespan, que fue presidente de la todopoderosa Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos desde 1987 hasta el 2006, con más voluntad que acierto ha opinado que «la mano invisible» de Adam Smith vendría a desarrollar «igual papel que el que desempeña la divina providencia en el mundo de la teología». El autor de ¿Por qué se cayó todo y no seha hundido nada?, Juan Torres López —catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla y miembro del comité científico de Attac-España—, explica de forma rigurosa a la vez que didáctica y asequible como aquellos que según los economistas de prestigio antes reseñados bien podrían ser carne de presidio no solo se libran de ser procesados sino que además han logrado —con la colaboración de los bancos centrales y del Fondo Monetario Internacional (FMI)— someter y manejar a los gobiernos para que sean los sufridos contribuyentes quienes carguen con el coste de la crisis en forma de desempleo, dilatando la jubilación y con recortes de todo tipo en los gastos social es. Torres, en colaboración con otro economista, Alberto Garzón, ya publicó en el 2009 un resumen sobre este mismo asunto que ha sido el texto sobre la crisis financiera que más ha sido leído en Internet. En ¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada?, cuyo contenido es riguroso desde un punto de vista estrictamente económico, Torres destapa y analiza las consecuencias de la globalización neoliberal de las fi nanzas; resalta con precisión los efectos de la recesión que propiciaron los abusos financieros (con las famosas subprime como desencadenante), y es muy crítico con las respuestas a la crisis por parte de las autoridades, tanto antes de que se hiciera patente como durante la misma. Del libro se agradecen los comentarios, que son breves pero clarificadors, que hace el autor en su parte final y, por supuesto, se agradece también la información extensísima que ofrece el autor sobre la abundante bibliografía que ha consultado y que cita durante su exposición. Los llamados «mercados» —eufemismo que sirve para no identificar a los agentes y operadores, incluidos los especuladores— rechazan los impuestos y se oponen a ser controlados por la Administración, pero aceptan gustosos las inyecciones de dinero de la caja común del Estado; rechazan el gasto público pero cuando les interesa quieren que se abran «paréntesis» en las reglas de la economía de mercado (suspensión temporal de la ley de oferta y demanda), y jamás mencionan la posibilidad, no ya de la nacionalización de la banca, sino de la necesidad de que exista una banca pública. Juan Torres López no solo pone de relieve que «los principios que están gobernando las relaciones económicas y financieras están al margen de todo criterio moral o de cualquier consideración ética que no sea el beneficio», sino que también subraya de forma muy inteligente el mecanismo por el que todo el dinero publico que han recibido los bancos y las cajas de ahorros ha sido destinado exclusivamente a compensar las pérdidas que han tenido —sea por mala gestión, por ausmir riesgos inapropiados o por haber tomado decisiones erróneas— y a invertirlo en deuda pública; es decir, sin arriesgar nada y cerrando el crédito a particulares y empresas. En ese escenario y con esas actitudes, el papel de los contribuyentes en general ha sido, dicho en castizo y traducido a lenguaje popular: «Encima de burros, cuernos».
Reseña do libro de Juan Torres ¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada? realizada por Pedro Bouso e publicada na Voz de Galicia o domingo 16 de xaneiro de 2011
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